Opinión

La chulería de Otegi

Sus 62 años se reducen al odio, al fanatismo y a la arrogancia del ignorante.

Es lógico que el líder de los herederos de ETA esté muy crecido, porque se siente ganador. La debilidad gubernamental y el apoyo de Podemos es su fuerza. Arnaldo Otegi siempre ha sido un chulo arrogante que mira a todos por encima del hombro, aunque no sé muy bien de qué se puede sentir orgulloso. Ha sido, es y siempre será un dirigente de ETA, aunque formalmente la hubiera abandonado, porque lo lleva en el ADN. No hay más que escucharle, para ver que sus 62 años se reducen al odio, al fanatismo y a la arrogancia del ignorante. Su escasa formación es lo que explica esa chulería del matón de taberna portuaria. España ha sufrido mucho por culpa de estos fanáticos que apoyaban los crímenes de la banda terrorista. Hace mucho tiempo, un político muy importante del PNV despejó mis dudas aclarándome que los dirigentes de ETA no eran solo los de las pistolas. Es lo que sucedió con el IRA cuando algunos pensaban que Gerry Adams, Martin McGuinness y otros no eran miembros de la dirección de la banda, sino sólo de su brazo político.

A la hora de valorar la decisión del Supremo de abrirle un nuevo juicio por el delito de pertenencia a organización terrorista al intentar reconstruir la dirección ilegalizada de Batasuna, puso ayer un tweet afirmando que «¡Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar!». No se puede ser más fantasma. ETA fue derrotada, no hay ninguna duda, pero el problema es que el PSOE y Podemos han legitimado innecesariamente a sus herederos. Otegi forma parte de ese abyecto grupo de indeseables que no ha condenado el uso del terror para conseguir fines políticos y que apoyó los asesinatos, los secuestros y las extorsiones. No le hubiera costado nada rechazar de forma clara e inequívoca a la banda terrorista, pero sería tanto como negarse a sí mismo y su pasado. Estaría renunciando a los repugnantes ideales que dieron sentido a su vida miserable. España es una gran democracia que inició su andadura a partir de 1975 con el proceso de la Transición mientras Otegi y sus amigos querían destruirla. Es triste que los que odian a España y los españoles merezcan calificativos elogiosos por parte del PSOE. A los que quieren imponer la manipulación de la Memoria Democrática no les preocupa la memoria de la lucha contra ETA y sus asesinos, porque les interesa el voto de sus herederos tanto en el País Vasco como en el resto de España.