Opinión

La gran “fake news” republicana

Se ha hecho creer que la sociedad española está pidiendo a gritos un cambio de régimen. Es decir, pasar de una Monarquía parlamentaria a una República, abrir un proceso constituyente y dejar atrás –o tirar al basurero de la Historia, como les gusta decir a ese izquierdismo instalado en la zona confortable de la sociedad–, la Carta Magna y el «régimen del 78». Su desconocimiento de lo que ha supuesto esta etapa de cuarenta años, pone los pelos de punta sobre el futuro que nos preparan. Creen, pero sobre todo, quiere hacer creer, que es la mayor demanda, anhelo y tema de conversación que esta Navidad estará encima de las mermadas mesas familiares. Así lo quiere por lo menos que sea el vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias que, en un mensaje tan infantil como grotesco, invita a los españoles a debatir esa noche sobre si es ya la hora de dar el golpe definitivo. Está convencido de que la sociedad se siente ya republicana y ha llegado la hora de hablar claro. Esos son sus deseos. La realidad es otra. Sin duda, el habitual discurso que Felipe VI pronunciará la noche de Navidad tiene este año un significado especial, dadas las circunstancias por las que atraviese Don Juan Carlos, su padre, respecto a la regularizar de su situación con el fisco español y otros asuntos que están en trámite judicial. Sobra decir que en España todos los ciudadanos son iguales ante la Justicia, que sólo hace falta repasar las hemerotecas –no sólo los tuits ociosos y odiosos– para comprobar que cualquiera que infringe la Ley deberá dar cuenta de ello. Si alguien lo sabe y es consciente de su significado como institución es el Jefe del Estado, así que decirlo o no en un discurso no debe ser la parte por la que debe ser juzgado públicamente, otra vez más. Por lo tanto, sobra la retórica y hay que ir a los hechos. Y los hechos son que la frase ya celebre y primonitoria lanzada por Juan Carlos I en alocución de la Navidad de 2011, «la Justicia es igual para todos», se ha cumplido. Este Gobierno quisiera que Felipe VI se ajustara lo más posible al mensaje subliminal que La Moncloa quisiera imponer, que ellos, también en esto, tienen el control, que hay plena sintonía, para lo bueno y para lo malo. El mayor problema que tiene Felipe VI es su reinado no son los problemas de la Familia Real con la Justicia –ella tendrá la palabra–, sino dos hechos que están marcando toda la complejidad de su mandato. El primero, hacer frente a un golpe contra la legalidad democrática por el independentismo catalán; el segundo, un Gobierno de coalición en el que una parte de él tiene como objetivo liquidar la Monarquía parlamentaria, lo ha puesto ya abiertamente en la mesa, algo que apoyan todos y cada uno de los que han hecho posible la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Estamos ante una gran «fake news»: hacer creer que el cambio de régimen será para el día de Reyes. Puede que le traigan carbón, mucho carbón.