Día Internacional de la Mujer
Macarrismo moral
En Madrid, además de las cuatro manifestaciones previstas para el 8 de marzo, se sucederán los actos durante todo el fin de semana previo en diversos puntos de la ciudad,
Es innegable que en Europa nos hemos desecho del arquetipo de la mujer en casa pero a cambio hemos construido un estereotipo de (e s c l a v a multiusos) mujer “todoterreno” forzada a conciliar la vida familiar, la independencia económica y la realización profesional.
Esto hace que habitemos un mundo condicionado por la falta de tiempo libre y un estrés que, a falta de soluciones urgentes, acabará (c o n el s e x o) pasándonos factura como especie.
Para qué argumentar, amigues, si esto es una realidad por todos conocida. Estas y otras razones que analizaremos a continuación hacen del Día de la Mujer Trabajadora una mezcla de “Luz de Gas” por su perversidad y “San Valentín” por su inocencia; como si las mujeres hubiéramos permanecido sentadas XXI siglos, nosotras que hemos sido objeto de la plusvalía de todas las células económicas de todos los rincones habitables desde que el mundo es mundo.
Sobre estas circunstancias, y sobre nuestras fatigadas almas, tenemos además la pandemia. La incidencia del Covid en nuestras vidas (las de los mayores y menores, las de los hombres, las mujeres y las de los que no se consideran ni lo uno ni lo otro) ha sido y está siendo decisiva desde que hace un año este gobierno y sus Inmaculados nos animaron a manifestarnos el Día de la Mujer Trabajadora 2020; en efecto, las portavozas (ellas y ellos) de la coalición nos arrojaron a las calles con máximo desacierto, no digo que con perfidia o alevosía (para Maquiavelo todavía les falta), fue peor, un caso de profunda necedad que desembocó en error funesto.
No muchos días después, con toda España colapsada pidiendo explicaciones, los promotores de ese disparate, a las puertas de una pandemia mundial evidente, no se responsabilizaron (el tonto no se avergüenza, no conoce el ridículo; mejor, no se midan con un tonto) sino que culparon a los expertos, en abstracto (“El perro me ha comido los deberes, maestro”).
Y digo yo: ¿Quiénes son (o debieran ser) los expertos sino nuestros gobernantes? Nosotros, los ciudadanos, sólo esperamos que nuestros gestores estén lo suficientemente preparados y bien asesorados para que no se enteren los últimos de los peligros de las pandemias…
Pero todos los males del orbe, la auténtica devastación para la humanidad es y ha sido a lo largo de la historia producto de iniciativas estúpidas. ¿Hay algo más peligroso que un panoli con autoridad?
En fin, como saben, este año las autoridades ministeriales nos vuelven a pedir que nos arrojemos a las calles invocando a la Mujer Trabajadora pese a las recomendaciones filípicas de Sanidad que instan a suspender tan temerarios actos. ¿A qué jugamos ahora? ¿poli bueno, poli malo? ¿Van a ignorar las consecuencias fatídicas del último 8M? Parece que sí, dado que la ministra de Igualdad, Cleopatra Montero, nos anima desde sus dominios a dar una respuesta “unitaria” e “inequívoca” del “movimiento feminista contra la extrema derecha” participando con gozo y alabanza en los fastos de su corte faraónica.
En Madrid, además de las cuatro manifestaciones previstas para el 8 de marzo, se sucederán los actos durante todo el fin de semana previo en diversos puntos de la ciudad, así como en la Comunidad, donde ya están organizadas batucadas, performances de todo tipo, pasacalles, bicicletadas, cordones feministas, vodeviles, operas bufas y hasta un «entierro del patriarcado» en Arganzuela.
¿Recuerdan cuando el delegado del Gobierno en Madrid ante las caceroladas y las revueltillas Louis Vuitton de Diego de Leon, aseguro que por encima de los derechos de protesta y de la libertad de expresión estaba la salud pública? ¿Recuerdan que que “no permitiría que se pusiera en riesgo la salud de los madrileños”?
Pues lo creamos o no, con o sin pandemia, (desde el despotismo iletrado) llega rodando la rueda de molino más rudimentaria de todos los tiempos, para que las mujeres “trabajadoras” abramos la boca sonriendo y comulguemos; como si reunidos los sabios-varones (valga la redundancia) de todas las naciones del hetero-patriarcado caucásico decidieran en su infinita magnanimidad concedernos un momento de atención:
“El día 8 de marzo es tu día, SER, podrás deletrear tu nombre y hacer una pirueta”
Celebrémoslo jubilosas, riendo, amigas, como la marsopa sin aletas del río Yangtsé, como el leopardo Amour, como el elefante de Sumatra, el rinoceronte de Java o el tigre Siberiano que también tienen su día.
¡Emocionémonos y demos palmas de dicha (con doble mascarilla y gritando bajito, que contagia menos)! como el gorila de montaña o el orangután, como todas las especies en peligro, como las enfermedades raras, como todos las personas físicas o jurídicas, lastimeras, vulnerables, secundarias y en estado de permanente necesidad....
¡Un día de la mujer trabajadora menos!
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