Murcia
Entre el esperpento y el vodevil
La moción de censura promovida por el PSOE con los restos de la veleta naranja para cambiar el Gobierno autonómico murciano parece fracasar antes de nacer, al retractarse tres diputados de Cs de lo firmado dos días antes; aunque con la contraoferta por la candidata a presidir la Región a tres diputados expulsados de Vox, que exigen el aval del PSOE. Las acusaciones de corrupción cruzadas entre los diversos actores de este lamentable suceso lo colocan entre el esperpento y el vodevil.
Pilotada esta operación desde Moncloa, con un país en confinamiento y grave crisis desde hace un año, da idea de las manos en las que se encuentra la gobernación de España. Lamentablemente, lo que sucede en Murcia muestra la cara más oscura del concepto que algunos tienen de la política y los partidos: el medio para acceder al poder, sin convicciones ni principios éticos ni morales, en el que el interés general y el bien común brillan por su ausencia en un panorama desolador. Ante él hacen eco las palabras de Unamuno con las que se refirió hace un siglo al ambiente que le rodeaba: «¡Qué país, qué paisaje, y qué paisanaje!».
Ciertamente, estamos necesitados de una profunda regeneración a uno y otro lado del panorama político, antes que de una refundación, refundición o reunificación, con el centro político convertido en un espectro al que se le susurra: «A los tibios los vomitaré de mi boca». «¡Dios, qué buen vasallo si hubiera buen Señor!».
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