Opinión

Tres, dos, une... ¡Adoctrinamiento escolar!

Será mejor que dejemos de realizar pruebas PISA a los alumnos para no caer en un nuevo y goloso papelón internacional.

¡Se acabó! las matemáticas son fascistas y heteropatriarcales, construyamos unas nuevas matemáticas inclusivas, comunistas, socialistas, feministas, LGTIB+, unas matemátiques emocionales, afectuosas, ecologistas, sostenibles, unas matemáticas con las que unos, unas y unes puedan, si lo desean, masturbarse en clase.

Veamos… Una, das, tras, cuatra… para las chicas; une, dose, trese, cuatre, cinque… para estudiantes fluidas, fluidos y fluides… El país al borde de la quiebra material (la quiebra psicológica y moral hace tiempo que llegó); una deuda descomunal (aunque no tan grande como nuestra ansiedad) y el gobierno volcado en restaurar las matemáticas y el machismo de las Ciencias Exactas, introduciendo cambios chirriantes, materias adoctrinantes y algo de “coñocimiento” en nuestros niños. No se rían (ni lloren).

Lo que ocurre es que para implementar estas importantísimas correcciones, mientras las horas lectivas son las mismas, hay que sacar contenidos de los de antes y aquí es donde entra la revisión de los conceptos hasta ahora intocables, lo cual no está del todo mal porque los kafkianos planes de estudio españoles son infumables.

Aprovecho para preguntar ¿quién los diseña? Por ejemplo, me perturba el hecho de que la sintaxis que estudian nuestros niños sea de un nivel de exhaustividad tan desorbitado (que haría sentirse abrumados a los lingüistas del Círculo de Viena) mientras apenas saben escribir y hablar correctamente en su idioma, ni conocen (ni disfrutan de) obras tan sencillas y gratificantes como las de Cervantes, Becker, Melville, Hemingway, Verne, Twain, Dickens, Gogol, Stevenson, Wilde…En fin, sigamos…

La nueva ley de la nueva Ministra de Educación, Pilar Alegría elimina de los programas de lengua el dictado, la ortografía, la conjugación verbal, los prefijos, los sufijos… y ha decidido reescribir la historia de las Matemáticas, que por lo visto los números son fascistas.

Veamos es bueno y necesario que los programas escolares den a conocer al alumnado las contribuciones de las mujeres a las Matemáticas a lo largo de la Historia, del mismo modo que la contribución de las mujeres a la física, la química, las artes plásticas, la literatura, la política y la filosofía... Lo malo es que de esta panda de cínicos, a los que el bien común (y el de las mujeres, los gays, lesbianas, trans, fluidos y fluides) les importa un reverendo rábano, aparecerán en España (la España del ridículo, la de la reunión de 20 segundos de Sánchez y Biden) mujeres matemáticas por cuotas, nulidades sin posibilidad de competir en el mundo del saber ni en el profesional.

Será mejor que dejemos de realizar pruebas PISA a los alumnos para no caer en un nuevo y goloso papelón internacional. No obstante, a la hora de llorar por los bajos resultados será muy útil la educación socioemocional que también promueven nuestros gobernantes inspiradísimos. Ante todo, hay que proteger los sentimientos “de algodón de azúcar” de los españoles y españolas del siglo XXI.

El principal problema aquí, pienso, es la bajísima formación de les maestres de primaria que no conocen en profundidad las materias y las transmiten peor. Recuerdo que de pequeña me tenían que pegar (y me pegaban) para hacer una división, me ponían tres números delante y experimentaba fenómenos de des-realización; confieso que eso de A+B=C no me lo creí nunca y que me sigue pareciendo un absurdo y una gilipollez.

La cuestión es que a la hora de conocer algo nuevo es fundamental, troncal, ¡imprescindible! el alma que pone la persona que nos lo da a conocer. Mi padre siempre me ha dicho que no me gustan los números porque mis profesoras del colegio eran un cero a la izquierda intelectual y que por eso los asocio con aburrimiento, desgana, mediocridad y ramplonería. El tema no estaba bien en mis tiempos pero ahora, por increíble que parezca, está peor:

¿Qué a los niñes no les gustan las matemáticas? Normal, es que sumar uno más uno, ¿los dos en masculino?, es aberrante, y luego deriva en violencia machista; claramente las matemáticas nos están matando… En cambio, si se sumaran uno y una (como en los semáforos igualitarios) dará dos, que es un número sin sexo y, por tanto, válido.

La nueva Ley va a erradicar los números romanos, el mínimo común denominador y la regla de tres (con el derecho a menstruar de las persones menstruantes, que no mujeres, no se juega)… ¿Y qué es eso de los senos y los cosenos sino un trato denigrador y vejatorio de una parte del cuerpo femenino?

¡Todes felices! Que la ideología de género pronto será elevada a la generalidad de los aspectos de la vida; ser hombre o mujer estará ilegalizado y no tendremos derecho a la memoria histórica para lo que con totalitaria eficiencia se destruirán los libros y documentos que nos recuerden que alguna vez hombres y mujeres gozamos de ciertas cotas de libertad.

Y miren, estudiantes, si continúan sin superar estas materias, no se preocupen que aquí no suspende nadie mientras sepa decir “portavoza”.