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Justicia: un resumen

Casi es ahora más trascendente otra renovación también bloqueada y menos jaleada: la del Tribunal Constitucional. Ahí nos jugamos el futuro de España, su unidad y el régimen constitucional.

Ayer, Apertura de Tribunales. Aparte de lo anómalo de un Consejo General del Poder Judicial bloqueado, cerca del trienio en funciones, nada que no se haya dicho ya. Pero no podemos acostumbrarnos y en tiempos de hacer trabajar a la memoria resumo cómo hemos llegado aquí.

1.- La separación de poderes y la independencia de la Justicia exigía apartar al Ejecutivo de su gobierno, de ahí la creación del Consejo para gobernarla, sin ser órgano judicial. El pacto constitucional implicó que se formaría con 12 vocales judiciales elegidos libre y directamente por los jueces, pero como no es un colegio profesional, ni la Justicia es ajena a los partidos, estos elegirían a otros 8 vocales no judiciales.

2.- En 1982 el PSOE gobernaba respaldado por una formidable mayoría parlamentaria. De los tres poderes del Estado, quedaba el judicial fuera de su control y se empeñó en coparlo empezando por enterrar el pacto constitucional y alumbrar un sistema de entera elección parlamentaria. Eran años de sumisión y ese cambio sólo fue contestado por la Asociación Profesional de la Magistratura. Si alguien lo niega se lo rebatiré.

3.- Alianza Popular –actual PP– prometió derogar esa reforma, lo que ha incumplido. En 1996 pretextó que no tenía mayoría, sí en 2000 y 2015. A diferencia de la izquierda, la Justicia es algo secundario para la derecha, hasta que empezó a tener problemas judiciales y vio y entendió que el dirigismo político que propiciaba el cambio le era favorable.

4.- Aun así en 2001 el PP pactó el actual sistema intermedio: el Parlamento elige a los 12 vocales judiciales de entre los 36 precandidatos seleccionados por los jueces. El cambio fue una mejora, pero está cargado de defectos: un juez asociado sólo vota a sus conmilitones y el no asociado no vota, sino que avala al no asociado que se lo pida; además no ha sido raro que los partidos prescindan de los más queridos y elijan a sus «tapados» o abiertamente preferidos.

5.- Pese al correctivo el sistema sigue siendo de total decisión parlamentaria y politizado: para renovar al Consejo se precisa una mayoría de 3/5, lo que exige pacto entre los partidos mayoritarios. El PP está bloqueando el sistema intermedio que alumbró y se ha metido en una ratonera reivindicando al cabo de los años la vuelta al sistema originario del que se desentendió. Y con el añadido de que lo hace no tanto por convicción –su andadura lo desmiente– como para rascar votos a Ciudadanos y Vox. A la politización del sistema en sí, se hace del Consejo otro frente más en la guerra política. Y con descrédito de la Justicia como efecto.

6.- Salvo casos ligados a sus intereses políticos, los partidos no prestan especial atención al Consejo, pero tampoco se desentienden en cuanto que sobre la Justicia hay legítimas opciones políticas. Los más interesados suelen ser los jueces, por lo que en el día a día las mayores tensiones son las profesionales.

7.- El Constitucional sentenció que el sistema de elección parlamentaria infringiría la Constitución si acababa reproduciendo el mapa parlamentario, y recordó que la Constitución quiso apartar al Ejecutivo del gobierno judicial. Pues bien, ya sin pudor ni siquiera se mantienen las apariencias: en cada renovación el Consejo se reparte entre los partidos según su peso parlamentario y la negociación se dirige desde el gobierno.

8.- ¿Hay solución? Europa exige como estándar de independencia judicial que los órganos de gobierno judicial sean elegidos mayoritaria y directamente por los jueces, luego habría que volver al sistema originario. La izquierda ignora ese reclamo y si el PP, pese a su oportunismo, logra cambiarlo, bienvenido sea: algo se enmendaría.

9.- Sumidos en este bloqueo, en esta cansina historia de quién elige al Consejo, no tendría que ser repudiable su total elección parlamentaria pero si hubiere respeto por la Justicia, decencia política, altura de miras, responsabilidad institucional, y empeño por formarlo con profesionales incuestionables. Más empeño serio por modernizarla y crear una verdadera carrera profesional del juez. Quizás pida demasiado.

10.- Con todo, casi es ahora más trascendente otra renovación también bloqueada y menos jaleada: la del Tribunal Constitucional. Ahí nos jugamos el futuro de España, su unidad y el régimen constitucional.