Política
La Mesa para jugar a las cartas
En lo que están es en organizar un paripé para no desdecirse de todo lo que dijeron
Lo que daría en estos momentos Pedro por no tener que sentarse en la Mesa con Pere. Es un incordio total, para el que han estado buscándose excusas, todas las posibles, pero no cuela para ERC porque quedaron en verse y, aunque no tengan previsto nada de lo que hablar, los compromisos, al menos éste, toca cumplirlo.
A Pedro le viene mal porque la otra parte está a lo suyo, y de Madrid sólo le interesa que caiga dinero en la bolsa para poder decirle al ejército de Carles que tomen nota, que pueden seguir sin la Nación catalana, pero que gracias a ellos llueve el dinero y de eso sí que se come.
El sentido épico del discurso de Moncloa se diluye en cuanto llamas a la puerta de la Generalitat y les escuchas decir que a ellos les interesa Pedro, que hasta le necesitan, porque en este tira y afloja con Carles es la única vía que tienen para buscar una diferencia que les pueda servir para desempatar el empate que fractura al soberanismo.
Estos días, cuando preguntas que cómo va la organización de la próxima reunión de la Mesa bilateral entre Gobierno y Generalitat, te responden que «hay que hacer un esfuerzo para que no sea un fracaso». ¡No es como para echar las campanas al vuelo! Pero si además te añaden que lo que esperan es que sea «una primera toma de contacto, escasa en contenido», pues entonces es inevitable pensar que en lo que están es en organizar un paripé para no desdecirse de todo lo que dijeron cuando se vistieron de largo los indultos a los líderes soberanistas del «procés» condenados por el Tribunal Supremo por malversación y sedición. La operación histórica, como destilaba la narración del gurú Iván Redondo, se presenta ahora como un primer encuentro sin agenda, escaso de contenido, en el que tendrán más valor «el tono, los gestos y hasta el lenguaje corporal». Vamos, que la delegación «indepe» y la delegación del Estado tomarán nota de las miradas que se cruzan, de con quién ha sido el saludo más tenso y de las pullas que puedan soltarse los de Pere y los Carles. Y a casa, que el trabajo ya está hecho.
«Se trata de intuir si prima el interés por acercarse o el acercarse sin interés», reflexiona un portavoz socialista. Pues sin esperar a la calentura de las miradas y de los choques de puño, más parece que es un acercarse sin interés de Estado y con mucho interés de partido y de beneficios electorales.
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