Terrorismo

Desalmados

¿Qué es lo que motiva a alguien a participar con festivo entusiasmo en homenajes y bienvenidas a asesinos en serie?

María Jesús celebra que se haya suspendido la marcha que había convocado una plataforma preocupada por la situación carcelaria de los presos de ETA. Esa marcha que tenía como objetivo, dicen los convocantes, denunciar la cadena perpetua encubierta a la que se somete a presos como Henri Parot, el asesino en serie vasco francés que en sus doce años de militante etarra ejerció su oficio con tanta eficacia como para llevarse por delante la vida de 39 personas. Está bien, piensa María Jesús, que haya gente que se ocupe y reocupe y preocupe por la vida carcelaria de los asesinos que, como él, ha consumido ya 31 años de vida en el agujero, la mitad de los 62 que ahora tiene. Intolerable, se dice a sí misma con áspero sarcasmo. Y luego hace cuentas: le sale a menos de un año por muerto, cuando él cada año mataba a más de tres de media.

Tira de hemeroteca para comprobar que en su día fue condenado a 4.800 años de cárcel, y que según la legislación española nadie puede permanecer más de 40 años en prisión, máximo previsto para condenados como él. Precisamente su circunstancia personal había dado nombre a una doctrina jurídica, según la cual los beneficios penitenciarios por buen comportamiento y esas cosas habrían de aplicarse al total de la pena impuesta y no sobre el máximo legal de permanencia en prisión. Pero aquella «doctrina Parot» fue tumbada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y se volvió a la casilla de salida. De salida de los presos, muchos de los cuales, concedidos los beneficios y cumplida su pena, están protagonizando en estos tiempos esos «ongui etorri», o sea, bienvenidas populares, festivas y hasta jocosas de asesinos con pena cumplida recibidos en su pueblo como honrosísimos mártires del pueblo oprimido. Los terroristas siempre matan en nombre del pueblo oprimido.

Como se oprime, o así lo vieron y dijeron ayer, a los convocantes de la marcha, que se consideran víctimas de una criminalización injusta por el hecho de pedir que no se mantenga a los terroristas tanto tiempo en la cárcel. Cadena perpetua encubierta, de eso se quejan. Hombre, si se hubiera mantenido la doctrina Parot…Pero 40 años no es cadena perpetua. Y, de hecho, este carnicero saldrá en poco más de un lustro, o incluso antes. Cuando lo haga, habrá cubierto el cupo de un año por muerto, lo cual es legal, pero ética y estéticamente resulta difícil de digerir.

Como contrapunto a la marcha prevista y suspendida ante la intolerable presión del Estado y los que no entienden las motivaciones altruistas de los que asesinan en serie en nombre del pueblo oprimido, el gobierno vasco, el central y los partidos de corte democrático –desvirtúa su carácter de tal quien soporta y alienta recibimientos populares a terroristas– hicieron ayer viernes un homenaje a las víctimas de Parot. Bien. Saludable. De aplaudir, se dice María Jesús. Pero también podrían hacer algo más ¿no? ¿No son ellos los que tienen la capacidad de cambiar las leyes? ¿Qué tal si además de ceremonias de recuerdo a las víctimas de los asesinos trabajamos para que a éstos no se les puedan hacer homenajes cuando cumplen su pena? La Audiencia Nacional no impidió la marcha de Parot porque todavía no han llegado los tiempos de «Minority Report» y no se puede impedir un derecho como el de manifestación presumiendo un supuesto penal.

Otra cosa sería si se legislara para que ese tipo de actos estuviera fuera del carril legal. Háganlo y evitémonos estas exhibiciones pornográficas de deshumanización e interesada desmemoria.

Imagina María Jesús qué pasaría, quiénes y cómo se movilizarían si alguien osara homenajear, se le abren las carnes solo de pensarlo, a los asesinos de Atocha. O reivindicar lo injusto de que Joan Vila, el celador de Olot que mató a once ancianos en una residencia, vaya a estar en la cárcel casi toda la vida que le queda. Se sacude la idea de la cabeza por la inevitable desazón que se le agarra al estómago.

¿Tendría que ser diferente con los etarras? NO. Pero lo parece. Esta vez con Parot no habrá marcha, pero sí protestas por su triste destino. Y seguirán los «ongui etorri». Con gente de Bildu que en Madrid va dando lecciones de democracia. Y con paisanos y paisanas participando en esas fiestas sangrientas de exaltación de la amistad y orgullo de sus héroes. ¿Qué es lo que motiva a alguien a participar con festivo entusiasmo en homenajes y bienvenidas a asesinos en serie, a terroristas que se han llevado por delante la vida de semejantes de toda clase, edad y condición? ¿Qué pensarán que vale la vida de los demás? ¿Qué emociones y afectos albergarán sus almas? Si tienen alma. Cree que no, y le surge de la entraña otra emoción y una palabra, desalmados.