Política

El pacto inédito andaluz que boicotean en Madrid

La política post pandémica sigue instalada en el día de la marmota

La sorpresa se está intentando cocer en Andalucía. Resulta que allí el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, sí va en serio en su apuesta por pactar los Presupuestos con el PSOE. Y Vox, fuera. El «hombre» de Pedro Sánchez, Juan Espadas, está haciéndose querer, aunque deje nuevas exigencias que no acaban de recibir el «no» de Moreno. En la trastienda de las negociaciones cuentan que el presidente, barón del PP, quiere el acuerdo porque es su llave para agotar la Legislatura y quitarse hipotecas con Vox, que en Génova pueden venir bien para futuros intereses de Pablo Casado, pero que no entran dentro de su programa de gobierno.

La normalización del acuerdo del PP con Vox, que en Madrid se da por hecha, no sigue el mismo ritmo fuera de la capital. Pero es que, además, el presidente andaluz cree que debe agotar su mandato, y cree también que Andalucía necesita estabilidad y acuerdos de Estado, que no estén sometidos estrictamente a los intereses de partido. Si no sale el pacto, no será porque jugó en las negociaciones de farol, y Génova no tiene poder para deshacer lo que allí están cosiendo. Otra cosa es que, al final, desde Madrid, sí impongan su ley a Espadas para no dejar en evidencia que el Emperador va desnudo porque quiere.

El inédito pacto entre dos partidos cuyos máximos líderes no se hablan, salvo por necesidades del protocolo, tendría una fuerte repercusión nacional porque sería el primer gran acuerdo entre PP y PSOE en un contexto en el que los bien remunerados estrategas de Sánchez y Casado les insisten cada día en que el consenso no da rédito electoral en la pelea de bloques.

Los Presupuestos nacionales están también cociéndose, y, aunque sea una quimera plantearlo, la realidad es que el pacto entre PSOE y PP sería más fácil, menos costoso y más útil en la UE que las negociaciones de los socialistas con sus socios de investidura. Pero la política post pandémica sigue instalada en el día de la marmota y no hay urgencia nacional que desbarate el plan de Sánchez para disponer de un colchón con el que seguir gobernando después de las próximas generales. Ni tampoco el de Casado para tener posibilidades de alcanzar La Moncloa, con la ayuda de Vox.