Partido Popular

Los fuegos que hereda Feijóo

Feijóo debe vigilar que las llamas se apagan sin generar nuevas quemaduras

La centralita de Génova está que arde estos días, una vez que la dirección de Pablo Casado ha sido derribada y el partido se prepara para recibir a su nuevo presidente. Todos los caídos piden revancha y se dirigen a la nueva interlocución reclamando justicia. Para poder asentarse en su nuevo despacho, y garantizarse una transición tranquila en Galicia, Alberto Núñez Feijóo no debería perder de vista los fuegos que le dejan en herencia Casado-Egea. Los principios suelen ser siempre entusiastas, antes de que las expectativas no se cumplan y las ilusiones muden en decepción o incluso en enfado. Por eso Feijóo debe vigilar que las llamas se apagan sin generar nuevas quemaduras. Hay tensión en Valencia, en Extremadura, en Castilla-La Mancha, en Cantabria, en Asturias y en el País Vasco. Tampoco está la cosa tranquila en Cataluña. Los que cayeron en la etapa de Casado-Egea se creen ahora con derecho a calentar la cabeza a los interlocutores que sienten próximos a Feijóo para que remuevan a los peones que les quitaron el sitio. «Fue el ascenso de los mediocres y todo cambio debe traer salidas».

Pero los congresos acaban de realizarse, los cambios son recientes, y donde no hubo tiempo para ejecutarlos ahora hay un escenario de confrontación, caso de Cataluña, entre el que iba a caer, y confía en mantenerse con Feijóo, y al que se le prometió su ascenso al trono regional.

En las territoriales en crisis el nerviosismo se explica también por el temor a que, después de los cambios, en las próximas elecciones bajen en diputados regionales, sobre todo en Castilla-La Mancha, Extremadura, País Vasco, Cantabria y Asturias, y por eso sostienen que «sería sangrante» si el nuevo mando nacional no frena un posible casi empate a diputados autonómicos con Vox. La semana pasada se reunió la dirección del PP de Madrid, y hubo mucho más sosiego del que se esperaba en una organización controlada por Génova y que Sol ha criticado por no coordinarse con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Es un buen principio, que más les vale que se mantenga porque si hay algo que Feijóo debe tener bastante claro es que, antes de saltar a medirse con Pedro Sánchez, tiene que asegurarse que deja su futuro interno en buenas manos.