El artículo de Francisco Marhuenda
La llegada de un renovado PP
«El clima de euforia que existe en el partido es el mejor indicador para determinar cómo ha sido acogido Núñez Feijóo»
El Partido Popular ha cerrado una etapa, pero no lo hace abruptamente pasando página, sino integrando a diversas figuras que han ocupado responsabilidades en los equipos anteriores. No hay cambios programáticos. Es un proceso lógico para afrontar unos meses que serán decisivos para conseguir la victoria en las elecciones generales. El clima de euforia que existe en el partido es el mejor indicador para determinar cómo ha sido acogido Alberto Núñez Feijóo. No se ha producido ninguna confrontación, porque nada había que confrontar. La estrategia está muy clara y hemos entrado en un ciclo electoral, donde será difícil que se puedan producir acuerdos entre el PP y el PSOE. Feijóo quiere proponerlos a Sánchez, pero no creo que alcance ningún éxito. La única duda se centra en el Consejo General del Poder Judicial, porque resulta difícil de justificar la incapacidad negociadora de ambos partidos. Es una situación muy perjudicial para la imagen de la Justicia, pero, sobre todo, está creando graves disfunciones que sólo se pueden resolver desbloqueando este órgano constitucional. El Partido Popular está al lado del nuevo presidente, como antes lo estuvo con Casado, Aznar, Rajoy o Fraga.
El cambio en el liderazgo no se ha producido por una cuestión de estrategia o táctica política, sino por una pérdida de confianza de los barones territoriales. Ha sido todo consecuencia de una pelea absurda e inconsistente, porque no hay ninguna irregularidad o atisbo de corrupción que afecte, directa o indirectamente, a Isabel Díaz Ayuso. Ni siquiera una sombra. La rapidez con que el PP archivó el expediente confirma que nunca se tendría que haber abierto. Otro aspecto de la polémica que condujo a esa concatenación de despropósitos fue cuestionar el derecho a liderar el PP en la comunidad de Madrid que asiste a Ayuso. Es la norma general implícita, clara e indiscutible, que se aplica en todas las organizaciones territoriales. Y, sobre todo, es lógico porque como militante está en su derecho a aspirar a ello. No solo eso, sino que nadie ha entendido el lamentable espectáculo que se vivió aquellos días. Una vez cerrada esta etapa y recogiendo los aspectos positivos, que fueron muchos, de la presidencia de Casado, ahora toca afrontar el reto de derrotar a Sánchez.
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