Economía

La «fervorosa» manera de Sánchez de hacer la Pascua

La inflación sí es el impuesto más caro y más injusto y no, como dice Sánchez, la corrupción, que es corrosiva, letal y despreciable

Pedro Sánchez es un fervoroso –talibán dirían algunos– creyente de lo que más le conviene en cada momento, como recomendaría Maquiavelo. El inquilino de La Moncloa ha querido aprovechar el inicio del tiempo de la Pascua –casi siempre marca un antes y un después– para interpretarla de la única manera que conoce y le interesa, la «de hacer la pascua», en el sentido que indica la Real Academia de «molestar, perjudicar o fastidiar a alguien». Ayer inauguró la temporada política primavera–verano con una entrevista en Espejo Público de Antena 3 con Susanna Griso. Muy preocupado –porque lo está– con la irrupción de Núñez Feijóo al frente del PP y por los oráculos demoscópicos, el presidente lanzó varios mensajes, pero por encima de todos, uno: «las elecciones serán a finales de 2023» y sólo se permitió descartar Navidad y Año Nuevo que este año caen en domingo. Nadie, si puede evitarlo, llama a las urnas cuando sus expectativas no son las mejores y el líder del PSOE no iba a ser una excepción con un 10% de inflación en el presente y el en horizonte cercano que anula cualquier tentación remota.

Sánchez aprovechó ayer la ocasión para hacerle la Pascua todo lo posible a Núñez Feijóo, al que no le ha dado ni un segundo de gracia. Tampoco lo esperaba el veterano político gallego que hace ofertas y propuestas consciente de que serán despreciadas. El presidente del Gobierno lo tiene claro. Nada de gran coalición o que gobierne la lista más votada. Pretende seguir en La Moncloa con la suma de los escaños del PSOE y de los que consiga el proyecto de Yolanda Díaz. Era el escenario diseñado por Iván Redondo, que ahora elogia a Pablo Iglesias, pero que requiere que la «vice» segunda ronde el medio centenar de diputados en esas elecciones de finales de 2023. Sánchez cree que, entonces, la inflación será algo ya pasado y además, podrá presumir de haber subido las pensiones y los salarios de los funcionarios, aunque más las primeras que los segundos. No está claro que contente a todos porque, como debería saber –es economista–, la inflación es acumulativa y un IPC menor que el anterior no significa bajada, ni la gente deja de percibir empobrecimiento. La inflación sí es el impuesto más caro y más injusto y no, como dice Sánchez, la corrupción, que es corrosiva, letal y despreciable. En resumen, elecciones a finales de 2023, lo que no impide, que «un señor –político– prudente no puede ni debe mantener la palabra dada cuando tal cumplimiento se vuelva en contra suya», como ya explicó Maquiavelo. La manera de Sánchez de hacer la Pascua.