Opinión

Finlandia y Suecia: «Nada sucede por casualidad»

En todo el arco político e ideológico mundial hay coincidencia plena en afirmar que «nada sucede por casualidad», desde Franklin D. Roosevelt, presidente de los EEUU, hasta Julio Anguita, secretario general del PCE, con su obra póstuma precisamente titulada así. Roosevelt además lo redondeó proclamando que «desde luego en política, nunca».

El dignatario estadounidense fue tajante al respecto con la afirmación de que «en la política nada sucede por accidente. Si sucede, usted puede apostar que así se planeó». Desde un punto de vista ya no político sino conceptual, esta afirmación es asumida por la filosofía con el principio de causalidad, y por la misma teología católica, que afirma que «en los designios de la providencia, no hay meras coincidencias», pues «hasta nuestros cabellos están contados y no se cae ninguno sin que Dios lo permita».

Con estas premisas es necesario preguntarse acerca de la coincidencia en el tiempo de la petición de incorporación a la OTAN de Finlandia y Suecia con el acuerdo firmado en Pekín por Xi Jinping y Putin previo a la invasión de Ucrania, en el que abogaron por un nuevo orden mundial multipolar dejando atrás alianzas militares por bloques geopolíticos.

Siguiendo a Roosevelt y con él a todos los políticos del mundo, hay que preguntarse quién y con qué finalidad ha planeado esa secuencia de acontecimientos, comenzando hace unos meses con la formalización de la Alianza militar AUKUS en la región del indopacífico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, que molestó profundamente a China y por extensión a Francia, perdiendo ésta a continuación importantes contratos militares suscritos con Australia. El nexo de unión entre estas dos grandes alianzas son EEUU y Reino Unido, y el convidado de piedra es la UE, de la que previamente se ausentaron los británicos con el Brexit.

Para no llamarnos a engaño en cuanto a la previsible evolución de los acontecimientos en Europa y de momento cuando menos en Taiwán, es preciso conocer cómo son percibidas esas alianzas militares (OTAN, AUKUS) por sus antagonistas China y Rusia, a la luz de ese histórico acuerdo recientemente firmado entre ambas potencias.

Es evidente que el tablero geopolítico mundial está inmerso en un proceso de reorganización, donde lo único claro es que los europeos –la UE concretamente– no es más que una pieza que es utilizada para satisfacer intereses ajenos a los europeos, o incluso contrarios. El vínculo transatlántico renace pivotando sobre el eje EEUU-Reino Unido, mientras florece el mercado mundial de armamentos y la UE como cliente prioritaria del mismo.