Medio Ambiente

Crisis alimentaria

Siempre que se vaticinó una crisis mundial de alimentos las previsiones fallaron. Malthus predijo una caos nutricional global debido a que la población crece más que los recursos, pero la realidad es que eso no se ha cumplido. La población mundial aumenta y hay comida de sobra. El problema que tenemos ahora viene dado por la fuente. La reciente portada de la revista The Economist presagia una crisis alimentaria global con millones de muertos, ilustrado por numerosas calaveras como granos de trigo dentro una espiga. ¿Por qué razón se va a cumplir esta profecía de la revista británica ? Tal vez porque TE viene publicando portadas sobre temas de futuro cuyo cumplimiento se produce casi milimétricamente. Por ejemplo, el número sobre cómo sería «El Mundo en 2019».

En esa portada pre-pandemia figuraban ya elementos sobre los que sólo meses después tendríamos noticia. Por ejemplo, estaba dibujado el «pangolín», antes incluso de que supiéramos de la existencia del SARS-COV-2, que originalmente se conectó a este animalito chino. O el código QR del certificado COVID, la imagen de la muerte junto a Putin o un volcán, al lado de una reproducción del Hombre de Vitrubio, de Leonardo, con una palmera en una mano y una balanza en la otra. Curiosamente, en el escudo de la isla de La Palma aparece el Arcángel San Gabriel con una balanza en una mano y una palmera en la otra.

The Economist también acertó de lleno en la predicción de la escasez en los lineales de los supermercados, amén de la crisis energética. Sin duda que la revista tiene buenos analistas e información privilegiada. Por ese motivo esta nueva portada sobre la pobreza alimentaria mundial no deja de inquietar. También ponía el acento en el problema un informe reciente de la Fundación Rockefeller, vinculada al Wold Economic Forum (WEF), que estos días celebra su cumbre anual en Davos.

La crisis alimentaria sería una consecuencia de la actual guerra en Ucrania, aunque también por las restricciones pandémicas de China. El eje del problema estaría centrado en los problemas derivados de la producción de fertilizantes, que si en el pasado han sido fundamentales para abastecer a la población, su escasez de ahora iría en sentido contrario: menos toneladas de trigo, maíz o arroz. Todos los fertilizantes a base de nitrógeno, los más usados a nivel mundial, utilizan gas natural o carbón. El encarecimiento de la energía ha disparado el precio de los abonos, y la guerra aún más. Rusia, el primer productor mundial de fertilizantes, no puede exportar por las sanciones, lo que está provocando mayor escasez en el mercado. Se estima que el precio aumentará un 70% este año, e incluso más si la energía sube. Esta escasez se notará sobre todo en los países emergentes de Medio Oriente y África. El Programa Mundial de Alimentos considera que hasta 323 millones de personas padecerán hambre en 2022.