Ministerio de Igualdad
La están liando gorda
Hay un problema de madurez en ese Ministerio-Cuota cuyas leyes cuestionan hasta otros Ministerios
Entre una Montero y la otra no da tregua la política patria. Tiene la podemita la extraordinaria habilidad de convertir en problemático todo cuanto emprende o disecciona. Bien porque se va en el Falcon a Nueva York y se dedica al arte del selfi con las coleguis, bien por sus polémicas guías sobre sexo o juguetería machista, bien por esta historia innecesaria, increíble e idiota montada a cuento de los denominados «estereotipos de género» o «cuerpos no normativos», que viene a ser lo que comúnmente llamamos gordofobia. Le encanta a nuestra responsable de Igualdad y confluencias aportar terminología rompedora al diccionario. No sólo llaman «todes» a lo que siempre fueron «todos», sino que inventan un mar de palabros para enseñar a la chavalería a definirse con exactitud, y no con la vulgaridad antigua de llamar a unos y otros hombres o mujeres, que eso ya ni existe. De modo que es bueno que a partir de una tierna edad empiecen las guarderías y colegios a instruir a los niños sobre si son de género simple o tal vez disidentes de género, transgéneros, bigénero, agénero, cisgénero, pangénero, intergénero, de género fluido, del tercer-género o no-binario, de género disconforme o variado, heterosexual, bisexual, pansexual, antrosexual, fraisexual, ingonosexual, transfemenino o transmasculino. O sea, marimacho. A nuestra egregia ministra y su comanda les debe encantar tal batiburro, pues andan todo el día con la monserga de la definición y los estereotipos, asignando fondos para campañas insólitas como la del cartel chapuza que nos trae, donde lo menos importante es el dinero gastado y lo más el daño causado: tres destacadas mujeres agredidas en su intimidad, robadas impunemente sus imágenes, usadas sin consentimiento, manipulados sus rostros y cuerpos sólo porque sí, con una finalidad tan absurda como innecesaria. Por supuesto que cada uno es como es, doña ministra. Nuestras playas están llenas de gordos, flacos, altos, bajos, blancos, negros y toda clase de personas que toman el sol o se pasean con naturalidad y normalidad, sin necesidad de ninguna campaña que ponga el acento en las diferencias que tenemos. Ergo mejor guarde el dinero y ahorre, que España necesita ahorrar, por mucho que la otra Montero prefiera gastar. Cierto que son 5 mil euros nada más, pero es que acaban de adjudicar otra campaña por 84.500 «contra los estereotipos de género», ya veremos con qué resultado. Cantidad nada despreciable. Y resulta que con semejante uso de los recursos públicos se da pábulo a quienes cuestionan la necesidad de los 525 millones de su presupuesto ministerial, y los 20 mil millones del Plan Estratégico de Igualdad para distribuir entre los años 2022 a 2025.
Claro que el problema, según la oposición, está en ese Ministerio-Cuota, más que en su asignación. La mayoría de las leyes que ha alumbrado son cuestionadas hasta por otros Ministerios, en particular la Trans y la del «sólo sí es sí». Empiezan a hacer negocio los bufetes de abogados con contratos de consentimiento para ser firmados por las partes interactuantes en el acto sexual, temeroso como está el personal a que le caiga una condena de chirona por una mirada semi-obscena o un guiño descuidado. O por alguien que se quiere vengar. Simplemente.
Igual es cosa de madurez. Por eso en Igualdad la lían tan gorda.
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