Presupuestos Generales del Estado
La incertidumbre económica
«En dos días hemos visto datos muy diferentes y cabe preguntarse cuáles son más fiables»
El término ciencias económicas siempre conduce al equívoco de pensar o entender que sus previsiones son matemática pura. Contemplamos los porcentajes con un cierto aire reverencial. Han dicho que el déficit, la inflación, la deuda, el desempleo… será… Y la realidad acaba siendo distinta. Es una disciplina volátil, porque depende de muchos factores externos. Los economistas muestran en sus intervenciones y en la presentación de datos un gran aplomo y adoran las fórmulas y teorías, porque consiguen que la especulación parezca algo riguroso. Hay que reconocer que se esfuerzan, pero las últimas crisis han demostrado que las previsiones son necesarias, pero tienen una utilidad limitada. Hasta no hace demasiado tiempo, los economistas eran historiadores, juristas o filósofos, aunque muchas veces todo a la vez. Un profesor me decía irónicamente que la economía era sencilla, hasta que «llegamos los economistas para complicarla». En dos días hemos visto datos muy diferentes y cabe preguntarse cuáles son más fiables. Por una parte, el Gobierno presenta un cuadro macroeconómico donde establece unas previsiones para el próximo año y que sirven de base para construir el proyecto de Presupuestos.
Al día siguiente, el Banco de España, que es una institución seria, rigurosa y despolitizada, echa por tierra las eufóricas previsiones gubernamentales y empeora ampliamente la previsión de crecimiento. En el primer caso, se trata de economistas muy prestigiosos, funcionarios por oposición, que no tienen ningún interés político a la hora de ofrecer esos datos. Hacen lo mismo que el resto de bancos centrales. En ambos casos se trata de especulaciones sobre bases técnicas, sin lugar a duda, porque no existe una fórmula matemática que nos asegure la fiabilidad del resultado. No importa, porque dentro de un año ambas serán irrelevantes y su mayor utilidad será para que algún historiador de la Economía las incorpore en un artículo o capítulo de un libro. Nadie recuerda las enseñanzas de Luis López Ballesteros, el extraordinario ministro de Hacienda de Fernando VII, que era jurista y académico de la Historia, y que introdujo criterios de rigurosidad en los presupuestos y tomó medidas importantes. Es uno de los mejores ministros que ha tenido nuestro país. Me temo que la mayor aproximación del equipo gubernamental a su figura sea su cuadro en el ministerio. Es una lástima que no sigan sus lecciones.
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