Política
El acuerdo inevitable en el CGPJ
«El objetivo es que el supremo intérprete de la Constitución sea la correa de transmisión de los intereses gubernamentales»
Los más radicales, de uno y otro lado, preferirían que no hubiera un acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Es aquella máxima de «cuanto peor, mejor» que tanto gusta a algunos políticos. Sánchez tiene un enorme lío con este tema, porque su máxima ilusión y, sobre todo, interés ante las elecciones generales es la presidencia de turno de la UE. Conociéndole, le sacará el máximo provecho desde una perspectiva partidista, algo que haría cualquier político en su lugar. Esta feliz coincidencia con el final de legislatura, más la utilización de los fondos europeos y el endeudamiento desbocado, son bazas fundamentales en su estrategia electoral. Los nubarrones que pueden aguarle su plan son el CGPJ y el resultado de las elecciones municipales y autonómicas que pueden ser un enorme desastre para el PSOE. Es posible que se pierdan varias comunidades y capitales de provincia. Por otra parte, una amonestación a España por la situación del Poder Judicial, coincidiendo con el semestre de su presidencia, sería un enorme desprestigio y podría ser contraproducente en su estrategia. Los socialistas, encabezados por el presidente, consideran que todavía hay partido y cuentan con el fervoroso apoyo del omnipresente coro mediático.
Es lógico que este escenario permita suponer que el acuerdo es posible, porque Sánchez solo está interesado en el Tribunal Constitucional. Hay cinco magistrados que se tienen que renovar y la mayoría será progresista. Esto conducirá a que Cándido Conde-Pumpido pueda conseguir su sueño de ser su presidente. No descarto que en el futuro quiera ser presidente del CGPJ y del Supremo. La autocandidatura de Balaguer no tiene ninguna viabilidad, porque nadie se puede resistir a la fuerza de Conde-Pumpido. El objetivo es que el supremo intérprete de la Constitución sea la correa de transmisión de los intereses gubernamentales y otorgue validez a todas las leyes de adoctrinamiento ideológico que se han aprobado o que lo harán en el futuro. El Derecho no es una fórmula matemática, sino que es interpretable, aunque en algunos casos no tanto como pretende la izquierda política y mediática. Con respecto al CGPJ, no hay otra salida que alcanzar un acuerdo con el PP y garantizar un statu quo que sea asumible por la carrera judicial. Lo contrario sería desastroso para Sánchez.
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