Reino Unido

¡Que regrese Boris!

«Los conservadores le tendrían que devolver al 10 de Downing Street, porque es capaz de remontar las encuestas»

Todo el mundo conoce el refrán «malo vendrá que bueno me hará», que podemos aplicar a la crisis que se vive en el Reino Unido. No sucederá, o sí, nunca se sabe, pero sería muy divertido asistir al regreso triunfal de Boris Johnson. Es un político que ofrece espectáculo, histrión, buen gestor y carismático. He de reconocer que estas palabras son una auténtica herejía en el mundo de lo políticamente correcto dominado por la izquierda política y mediática. El nivel cultural y la formación académica de Johnson están muy por encima de muchos de los periodistas, politólogos o analistas españoles que lo critican. Ni siquiera conocen la política del Reino Unido, pero glosan con aire de suficiencia la decadencia británica y menosprecian a Johnson. Lo dicen los mismos que viven en un país donde los socialistas gobiernan en coalición con los comunistas y necesitan el apoyo parlamentario de los independentistas, los herederos de la banda terrorista ETA, los antisistema y los populistas. No parece que podamos dar muchas lecciones. El Reino Unido sigue siendo una potencia, aunque tiene problemas como Francia, España, Italia, Alemania… Esta crisis es transversal y está llena de incertidumbre. Nadie es capaz de hacer una previsión solvente. Hemos entrado en el terreno del chamanismo que tanto gusta a los economistas.

Todo parece indicar que el próximo primer ministro será Sunak, que es un gestor brillante y un elitista. Es algo que no tiene por qué ser malo. Churchill lo era, ya que estaba muy orgulloso de haber nacido en el Palacio de Blenheim y ser el nieto del duque de Malborough. Fue un político muy querido y uno de los grandes estadistas del siglo XX. A los británicos les encanta ese rígido sistema que se compensa con un eficaz ascensor social. Boris es un producto de las clases altas y le gusta vestir mal, hasta el extremo de hacer combinaciones imposibles que hacen daño a la vista. No hay más que recordarlo paseando al perro. Es bueno que vaya atado, no sea que se asuste al verlo y salga corriendo. Lleva pelo revuelto como si se acabara de levantar. Es un bufón brillante, inteligente y culto, que actúa de esa forma para epatar. Por ello, los conservadores le tendrían que devolver al 10 de Downing Street, porque es capaz de remontar las encuestas.