Pedro Sánchez
Solo puede quedar uno y el precedente Truman
El inquilino de La Moncloa va todavía por detrás en los sondeos, pero recupera terreno, como era lógico, y él mismo está convencido de que hará un Truman en las próximas elecciones
Harry S. Truman (1884-1972) fue el 33 presidente de los Estados Unidos. Sucedió en la Casa Blanca Franklin D. Roosewelt (1882-1945) y fue el hombre que autorizó los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, los únicos hasta ahora, cuando existe el temor de que Putin tenga la tentación de usar el arma atómica. Truman, desde la presidencia, se presentó a las elecciones de 1948. Partía como claro perdedor, e incluso el diario Chicago Tribune lo dio por derrotado cuando el escrutinio estaba a la mitad. Sin embargo, Truman no solo ganó, sino que dobló en votos electorales a su contrincante Thomas E. Dewey (1902-1971), tras una campaña agresiva y efectiva. «Si no los puedes convencer, confúndelos» era uno de los lemas de Truman, un personaje más valorado tras su retirada, que ha inspirado a muchos y cuya trayectoria también ha estudiado Iván Redondo y que ahora intenta desentrañar el comportamiento electoral de las generaciones más jóvenes. No se trata tanto de izquierda y derecha, sino de arriba y abajo, acaba de escribir Íñigo Errejón, que parece alinearse con las tesis y el giro del Gobierno de Sánchez, lo que revive la vieja teoría de que algún día acabará en el PSOE. No sería el primero. El libro de Ignacio Varela, «Por el cambio» (Deusto), que en los actos de promoción ha dicho que «el peor Gobierno de Felipe González fue mejor que cualquiera actual», es también una guía –muy ilustrativa– de cómo el PSOE acogió en sus filas a un buen número de fracasados de izquierdas en las urnas.
Las palabras de Truman, «si no los puedes convencer, confúndelos», parecen pensadas para la tragicomedia de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que ha vuelto a descarrilar, sin que esté claro qué es lo que de verdad lo ha provocado, ni cómo se puede encauzar sin que la solución se entienda como un triunfo inapelable de Sánchez y una derrota de Feijóo o viceversa. El inquilino de La Moncloa va todavía por detrás en los sondeos, pero recupera terreno, como era lógico, y él mismo está convencido de que hará un Truman en las próximas elecciones, tras ser muy agresivo con el líder del PP desde el inicio del curso político. «En septiembre –pasado– empieza otra liga», decía Redondo y tenía razón. Feijóo aprovechó el impulso del nuevo liderazgo, pero si quiere ganar debe sortear trampas para elefantes, como la del CGPJ, y además sabe que tiene que bajarse del autobús y disputar un partido en el que habrá juego duro y confusión, y en el que al final solo puede quedar uno.
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