Opinión

Premio Gordo también en el Senado

No es fácil evadirse de la emoción y la alegría contagiosas que transmite la población agraciada por el tradicional sorteo de Navidad que nos llega a través de los medios. Hay que convenir que en estas fechas la lotería de Navidad es un auténtico acontecimiento en toda España y, sin exageración, un instrumento de vertebración y cohesión social y territorial por su presencia en todo el país y entre toda la población.

Simultáneamente al sorteo celebrado en el Teatro Real, con una ganadora del Gordo en el mismo patio de butacas, en el Palacio del Senado tocaba otro Gordo a un grupo de políticos cuyas condenas son sensiblemente reducidas a posteriori a cambio de seguir manteniendo a Sánchez durmiendo plácidamente en La Moncloa. Sin embargo, al parecer a algunos –con Sánchez en cabeza– les ha molestado mucho un video distribuido por el PP al respecto, que quizás debería inducirles a recordar aquellos versos del genial Quevedo: «Modificar la cara importa, que el espejo (el vídeo) no hay porqué».

Este otro premio ha sido concedido en simultaneidad de acto con la lotería, y entre ésta y la polémica en torno a la tramitación frustrada por el TC, se ha colado toda una reforma del Código Penal con vertiginosa rapidez y sin comparecencias ni informes preceptivos de órganos institucionales consultivos, convertida así en todo un auténtico premio Gordo político.

Completamos la densa actualidad de la jornada cruzando el charco con Zelenski hasta Washington, donde ha sido recibido con todos los honores y un protocolo excepcional. Más que a un Jefe de Estado, el Presidente de la República de Ucrania, parece que en la Casa Blanca y el Capitolio han recibido a un servicial amigo de confianza disfrazado de soldado de guardia permanente al que se le agradecen los servicios que viene prestando desde el 24 de febrero y los que le quedan por delante.

Las imágenes de Zelenski entre la pareja presidencial, con Biden cogiéndole del cogote en un gesto de inusual confianza, muestra hasta qué punto Ucrania, con él al frente, está siendo la carne de cañón que EEUU está usando en esa guerra de desgaste con Rusia, que Ucrania viene librando al servicio de los intereses geopolíticos norteamericanos. Con los misiles Patriot de regalo, tenemos contienda para unos cuantos meses más, con demanda sobrada y garantizada para satisfacer al complejo industrial militar norteamericano, y dar salida al material sobrante y anticuado. Mientras, el pueblo ucraniano es la víctima principal, como chivo expiatorio de este letal juego.