Opinión
El cistezanos en acción
Este año va a ser decisivo para Sánchez, su PSOE y sobre todo para España, que en sus manos ciertamente no la va a conocer «ni la madre que la parió» en expresión castiza de Alfonso Guerra que si la aplicaba al socialismo felipista, excusamos decir lo que pensará ahora con el sanchista, aunque en realidad ya lo ha dicho.
Lo que pasa es que ahora el problema radica en que no quede España a la que reconocer con su labor de deconstrucción de todo el orden constitucional por la puerta de atrás. Decisivo año va a serlo por cuanto es totalmente electoral con elecciones generales para finales de año, precedidas el 28 de mayo de municipales y autonómicas en 12 de las 17 comunidades autónomas, además de las ciudades de Ceuta y Melilla.
De momento, las encuestas que se van conociendo coinciden en otorgar mayoría clara al centro derecha representado por el Partido Popular como neto ganador por encima del PSOE y de Vox como tercero, sumando entre ambos una holgada mayoría absoluta. Eso por supuesto con excepción del CisTezanos, convertido en una institución cuyo prestigio ha quedado demolido por su clara actuación al servicio de los intereses político- electorales del Gobierno. Esa política quedó clara con el nombramiento del titular de esa competencia en la ejecutiva federal del PSOE como presidente del CIS, no guardando ni siquiera una mera apariencia de neutralidad.
Los barómetros con valoración de lideres y estimación de voto se elaboraban trimestralmente –al margen de cuando había elecciones– mientras que ahora se elaboran mensualmente. La democracia es un régimen de opinión pública y se pretende descaradamente ir creándola mediante la opinión publicada de sus reiterados barómetros mensuales, todos discrepantes de la común tendencia de los restantes sondeos electorales conocidos.
Para meditar, es lo que sucede con el maltrato contra la mujer y la violencia sexual en general, desde que el gobierno más feminista de la historia está en acción. El fracaso de la emblemática ley del «solo sí es sí», que ya ha conseguido que 140 maltratadores condenados vean reducidas sus condenas e incluso más de 20 de ellos hayan sido puestos en libertad, es un escándalo político que en una democracia normal ya habría merecido dimisiones en cascada. La reacción de la ministra en sede parlamentaria fue acusar al PP de promover la «cultura de la violación», y así seguimos sumando violadores favorecidos. Por su parte los delitos sexuales cometidos por menores se disparan un 170% desde 2013 según el INE. Ideología lgtbq+ y feminismo radical sanchista, y esos son sus frutos. Con permiso del cisTezanos.
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