Sociedad

Petardos

Tú has paseado estos días por cualquier parque, por cualquier vereda, y raro es que no haya algún grupito jodiendo al vecindario

Compruebo con un cabreo como una mona que, este año, tampoco hemos aprendido nada. Tampoco va a ser esta Navidad 2022 e inicio de 2023 cuando tomemos conciencia de que los fuegos artificiales y los petardos a cualquier hora, hacen daño a mucha gente sensible, a muchos mayores y a muchas personas que tienen hijos sensibles, mayores a su cargo y mascotas y que, por eso precisamente, saben bien de lo que estoy hablando.

Hay un Real Decreto, concretamente el 230/1998 que regula el uso de estos artefactos, pero que deja también a juicio de los Ayuntamientos su normativa. Son las Casas Consistoriales de cada uno de nuestros pueblos y ciudades los encargados de delimitar cuándo, cómo, su compra, su uso y las multas que conlleva utilizarlos. Resultado: la casa de tócame roque. Por lo visto, en estos días festivos, cada municipio tiene sus propias reglas, así que se pasan por el forro los principios del Real Decreto y, sobre todo, se pasan por la minga el respeto que se le debe a los sectores vulnerables.

Tú has paseado estos días por cualquier parque, por cualquier vereda, y raro es que no haya algún grupito jodiendo al vecindario. Y raro es también que, los Ayuntamientos, en nombre de no sé qué tipo de algarabía, no nos regalen un sinfín de bombas japónicas y palmeras en nuestro cielo por el bien de la alegría y de las empresas pirotécnicas, a las que deseo inventen fuegos artificiales sin ruido. Ah, no, pará, papá, que ya existen. Pero claro, son amigables y no dan por saco, así que es mucho mejor seguir amargando el ratito a gente y animales.

Hay un vídeo que se ha hecho viral en redes de lo que deben hacer unos padres con su hijo autista. El sufrimiento es tan enorme, tan doloroso, que si alguno de todos estos tipos que tiran petardos en los parques, o en las calles, o que ignoran qué consecuencias suceden en las zonas donde se escuchan esos ruidos explosivos, no volverían a dedicarse a eso en la vida. O sí, porque siempre hay alguien dispuesto a joder a los demás. Qué más da. Si es sólo un ratito. El problema no son los petados. El problema es tanto petardo suelto.