Opinión
Triple coincidencia actual en los «signos de los tiempos»
La fiesta litúrgica de hoy –el bautismo del Señor en el Jordán por parte de San Juan Bautista– cierra el tiempo de Navidad y abre el llamado tiempo «ordinario» donde los sacerdotes usan el color verde en sus vestiduras para la celebración de la misa. Son tiempos distintos y sucesivos entre sí, como lo son los colores que los identifican en el sacrificio del altar.
El fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI, y la singular misa exequial celebrada por él en la Plaza de San Pedro, clausuró también un tiempo singular en la historia de la Iglesia, con «dos papas» en Roma, uno en ejercicio y otro emérito, que es la versión oficial de lo que comúnmente se ha entendido en el ámbito civil por jubilado o retirado para el común de los mortales. Así pues, hemos visto que el comienzo del «tiempo ordinario» de la liturgia se solapa en esta ocasión, con la etapa de vuelta a lo que ha sido ordinario –durante dos mil años– a la cabeza del gobierno de la Iglesia que ejerce ahora el papa Francisco tras los casi diez años precedentes de convivencia terrenal de ambos.
Fue San Juan Pablo II quien, al coincidir la fecha del atentado que sufrió a manos del terrorista Ali Agca con el 13 de mayo de 1981, –fiesta de la Virgen de Fátima– dijo una frase para la Historia que hoy adquiere un especial relieve: «Tenía que producirse el atentado contra el Papa coincidiendo con esa fiesta, para que miráramos al mensaje, porque en los designios de la Providencia no hay meras coincidencias».
No es por tanto una «casualidad» que se haya producido la coincidencia que comentamos, a la que se añade el que coincidiera asimismo con el día final del año civil 2022, según la medida del tiempo por el calendario Gregoriano vigente en Occidente desde 1582. Discernir los «signos de los tiempos» fue una exhortación predicada por Jesucristo a sus discípulos como recoge el Evangelio por lo que sin duda algún mensaje codificado contiene esa triple coincidencia –entre el tiempo litúrgico, el civil y el singular del pontificado– que habrá que saber discernir.
Es oportuno recordar que la numerología tiene un sentido muy especial en la exégesis bíblica donde Dios habla también a través de ella: en el Pentateuco del Antiguo Testamento –«Números» es uno de los cinco libros del mismo– y por supuesto en el Nuevo Testamento, lleno de referencias numéricas también. Las matemáticas al fin y al cabo son la ciencia exacta por antonomasia, y el Creador es el Orden subsistente y exacto.
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