Opinión

La vida, indefensa ante la tibieza

El debate sobre el aborto es uno de los más sensibles por las profundas razones éticas y morales que lo acompañan. En España, salvo el paréntesis de la zona que se mantuvo bajo el gobierno de la República con el gobierno de Largo Caballero en 1936/37, su práctica estuvo prohibida y residenciada en el Código Penal para los médicos que lo practicaran y para las mujeres. Durante el debate constitucional se creó una grave crisis en la Ponencia entre sus partidarios, la izquierda del PSOE y el PCE, y sus detractores, la UCD y AP.

El consenso llevó a una redacción recogida en el artículo 15 en un impreciso: «Todos tienen derecho a la vida…», dejando el poder constituyente que fuera el poder constituido quien lo regulara en su momento. Fue el PSOE con el primer gobierno de Felipe González el que al primer año de su mandato presentó un proyecto de LO para modificar el Código Penal y despenalizar su práctica, a la que AP se opuso mediante un recurso previo de inconstitucionalidad que el TC resolvió el 18 mayo de 1985 siendo la doctrina vigente desde entonces hasta 2010. En ese Fallo quedó despenalizada la práctica del aborto en tres supuestos –»grave riesgo para la salud de la madre», «violación» y «malformación del feto»– siendo conocida como la ley de «supuestos».

Así se mantuvo su regulación –con una muy laxa aplicación–, durante 25 años, hasta que con Zapatero en el gobierno se aprobó la ley de «interrupción voluntaria del embarazo y de la salud sexual y reproductiva de la mujer» que cambio los supuestos por plazos, de facto un aborto «casi» libre. Hubo una gran movilización política y social, apoyada por la Iglesia, y fue recurrida por el PP ante el TC en 2010. Tras ser presentado el Proyecto para su derogación en el Congreso por el gobierno de Mariano Rajoy y ante la polémica creada por algunos barones territoriales, el presidente lo retiró de la Cámara, sustituyéndolo por una limitada reforma de la ley exigiendo consentimiento de los padres para abortar las menores de 16/17 años.

Ahora Sánchez ha restaurado esa exención y tras tener mayoría «progresista» en el TC ya se anuncia un rápido pronunciamiento sobre el recurso de 2010 por nuestro intérprete Constitucional. Por desgracia, este rápido recorrido por nuestro itinerario normativo desde 1978, pone de relieve que es la izquierda casi siempre, la que ante el amplio desistimiento del resto–obligado es reconocerlo–, impone su modelo en relación con la defensa de la vida (el aborto), la muerte ( eutanasia) y el matrimonio ( la ideología lgtbi). Es la tibieza, no la moderación.