Opinión

Evitar una «década ominosa» sanchista

Ayer se celebró una concentración multitudinaria en Cibeles y sus calles adyacentes, al no poder realizarse en Colón por oponerse la Delegación del Gobierno, con el pretexto de existir otra manifestación que tenía preferencia por haberse registrado minutos antes, pese a haber sido anunciada con semanas de antelación, lo que es una prueba más del simbolismo político de «Colón» y del miedo escénico gubernamental al lugar. Cuando la Delegación dice que eran 31.000 personas las concentradas, a la vista de las imágenes no es aventurado multiplicar esa cifra por un coeficiente de 5/6 para acercarse a la auténtica realidad.

Así quedó verificado al recorrer ayer el «Paseo de Recoletos, Cibeles, Alcalá hacia Sol e Independencia, Paseo del Prado hacia Neptuno», como me comentan personas de crédito reconocido. En todo caso, es una cifra muy importante de ciudadanos reunidos con el común denominador de exteriorizar el hastío y preocupación por la deriva radical de un Sánchez rehén político del secesionismo y la ultraizquierda comunista, cuyo único proyecto político es su permanencia en La Moncloa.

Son un insulto a la inteligencia y a la autoestima de los españoles sus declaraciones en Barcelona comparando esta concentración con la manifestación separatista celebrada allí en contra de la cumbre bilateral hispanofrancesa, –de la que fue obligado a ausentarse hasta Junqueras por «botifler»– sin parangón alguno ni por su dimensión ni por su objeto. Que un presidente del Gobierno de España se sitúe en la equidistancia entre el separatismo radical de Junts, la CUP, la ANC, Omnium… y los españoles constitucionalistas, muestra a las claras la profundidad de la sima donde nos encontramos.

Éxito sin duda de la convocatoria y de los convocantes encabezados por Rosa Díez, María San Gil y Álvarez de Toledo, y las muchas entidades cívicas junto a ellas. Prioridad nacional es no confundir el adversario común, que requiere de una oposición diversa y plural pero con el objetivo político prioritario de asegurar este año el urgente desalojo del sanchismo en el poder. Desde 1978 España no había pasado por una situación tan delicada y peligrosa como la actual, con el Gobierno de la Nación en manos de sus enemigos declarados.

Una legislatura más de 2024 a 2028, significaría una auténtica «década ominosa» con Sánchez al frente. Como es sabido, ese término lo establecieron en la Historia de España los liberales –y no solo ellos– refiriéndose a los diez años que mediaron entre 1823-1833; es decir, desde el fin del trienio liberal (1820-23) hasta la muerte de Fernando VII. Ahora sería desde la moción de censura de 2018 hasta 2028: La «década ominosa» sanchista.