Opinión
«Sánchez o España»
Dice Sánchez –para nuestro oprobio y desgracia– presidente del Gobierno de la Nación Española, que él «recibió un país en estado crítico», por la crisis financiera, la corrupción y «quebrado territorialmente», al referirse a la concentración constitucionalista del sábado en Cibeles, a la que calificó como la de los «excluyentes».
Lo primero que procede decirle es que él «no recibió ningún país», porque los españoles en las dos ocasiones a las que previamente se presentó como candidato a la presidencia, le otorgaron 89 y 84 diputados respectivamente, unas calabazas que fueron los peores resultados del PSOE desde 1977. Pese a ello, y ante su contumaz intento de alcanzar La Moncloa al precio que fuese, el Comité Federal de su partido le destituyó de la Secretaría General en una tormentosa sesión el 1º de octubre de 2016, nombrando una Gestora en su lugar.
Al ganar meses más tarde las Primarias y recuperar el mando, –y tras modificar los Estatutos de su partido para evitar que pudieran repetir el intento de descabalgarle–, en mayo de 2018 consumó la operación que entonces se le impidió: alcanzar La Moncloa colocado por los enemigos declarados de España y la Constitución. Es quien ayer se vanagloriaba en Valladolid de representar a «la inmensa mayoría de españoles», situados entre los «nostálgicos» manifestantes separatistas de Barcelona –sus socios políticos, los que le auparon al Gobierno y ahí le mantienen– y los «excluyentes» de Madrid.
En su misma línea, otro relevante miembro de su gobierno, nada excluyente se supone, Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y líder podemita, afirmó que hay un recrudecimiento de la «estrategia golpista de la derecha», «asalvajada» ante las medidas progresistas que propicia Podemos en el Gobierno.
El presidente autonómico de CyL, Mañueco, ante esas declaraciones efectuadas en la capital de su Comunidad, contestó con un tan escueto como rotundo mensaje: «En lugar de venir a Valladolid a pedir perdón por su acoso a Castilla y León, Sánchez, un hombre sin escrúpulos, vuelve a mentir». Es que Sánchez, el presidente de un gobierno promotor de una ley que lleva beneficiados con reducciones de penas, e incluso excarcelaciones, a 243 maltratadores, acosadores y violadores hasta la fecha, (y subiendo), se permitió hacer sorna del problema que según él «tiene el ejecutivo castellano y leonés con las mujeres».
Decíamos ayer –y nos permitimos repetir– que evitar una «década ominosa» sanchista es urgente cuestión de Estado. Ciertamente, el 28 de mayo son las primarias de la definitiva elección: es entre «Sánchez o España». Y hay que optar.
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