Opinión

Sí o Sí: Entre el «mal menor o el mayor»

No es debido a un simple error técnico-jurídico el bochorno causado por la Ley Montero, destinada a proteger a las mujeres frente a los machistas maltratadores y violadores, sino que es una enmienda de totalidad a un Consejo de Ministros «paritario y ultrafeminista» que aprobó colegiadamente el texto y lo remitió al Congreso de los Diputados. Por cierto, donde fue aprobado por todo el bloque parlamentario del sanchismo con el entusiasta apoyo de Ciudadanos, lo que también ha sido un catalizador de sus actuales exequias políticas convertidas en un fúnebre espectáculo electoral.

Hoy en día la hemeroteca audiovisual da fe con facilidad del orgullo expresado por Sánchez, y todo el Gobierno tras él, por una ley que iba a estar «en la vanguardia mundial como referencia de la causa del feminismo». En vanguardia está ciertamente, pero como espejo de lo que es el sanchismo, una coalición política mera yuxtaposición de siglas populistas, comunistas, secesionistas y Bildus nucleadas en torno a las del PSOE, convertidas por él en un simple instrumento partidista para acceder y mantenerse en el poder.

El deterioro institucional provocado se refleja en esa ley como símbolo, que lleva a que desde el mismo Gobierno, en lugar de dimitir en bloque tras pedir disculpas por lo ocasionado, se acuse de lo que sucede a la «derecha política, mediática y judicial» y a «los fascistas con toga», en especial. Y, por cierto, tras anunciar desde el Ministerio de «Igualdad» y el sector podemita gubernamental que «no van a dimitir» porque «eso sería dar satisfacción a los fascistas que han generado este problema para dinamitar el progresista Gobierno de coalición».

Así que más claro agua en cuanto a su concepto de la responsabilidad política, el decoro y la dignidad en el ejercicio de la responsabilidad pública. El verbo dimitir no se conjuga en el sanchismo porque su razón de ser es el poder, y saben bien que fuera de él «hace frío».

Ahora una proposición de ley –y no un proyecto de ley que obligaría a su remisión a los órganos institucionales consultivos– pretende corregir esa norma que está en la vanguardia mundial del bochorno feminista legislativo. Feijóo ya ha expresado su firme respaldo para esa corrección ante la posible negativa de Podemos a apoyarla, lo que es razonable a priori. Pero puede suceder a posteriori que el PP, aplicando políticas de Estado y del «mal menor», en la práctica acabe consolidando el «mal mayor», que es Sánchez. Como con la política de Defensa. Para la reflexión.