Opinión

A 50 años de un magnicidio histórico

El almirante Luis Carrero Blanco fue un estrecho colaborador de Franco y gozó de su confianza durante la práctica totalidad de su vida

Hoy 20 de diciembre se cumplen 50 años del atentado terrorista que acabó con la vida del primer presidente del Gobierno de Franco, el almirante Luis Carrero Blanco. Fue un estrecho colaborador suyo y gozó de su confianza durante la práctica totalidad de su vida, accediendo a la presidencia apenas seis meses antes, en julio de 1973.

En el listado de magnicidios de la Historia de España, cuatro Presidentes del Consejo de Ministros le habían precedido en apenas un siglo: en los 103 años que discurren entre el del general Juan Prim (1870) y el suyo, se produjeron los de Cánovas del Castillo (1897), José Canalejas (1912) y Eduardo Dato (1921).

Mucho se ha escrito acerca de las circunstancias que rodearon ese atentado perpetrado por la banda terrorista ETA, que había comenzado su sangrienta lista de asesinatos en 1968 en la persona de José Pardines, de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. El comando etarra fue detenido y amnistiado con la Ley de Amnistía de 1977, lo que impidió culminar el procedimiento judicial. Dicha Ley fue pactada tras las elecciones del 15 de junio de 1977 sobrevenidas en constituyentes, de posible realización tras el referéndum de diciembre de 1976, que aprobó la Ley para la Reforma Política y se convirtió en la guía de la Transición «de la ley a la ley». El hecho de que dos días antes del atentado hubiera recibido en su despacho oficial en el palacete de Castellana, 3 de Madrid al Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger –tan de actualidad– ha alimentado las teorías acerca de una presunta implicación de la CIA en el magnicidio. De ser cierta esa hipótesis no parece razonable haberla alimentado con esa visita previa tan inmediata, aunque desde la perspectiva actual parece increíble la propia operativa del atentado, en una zona que recorría diariamente a la misma hora para asistir a misa en su vehículo oficial.

La proximidad de la Embajada de los EEUU al lugar donde se produjo la explosión incrementa más aún si cabe la teoría de la conspiración narrada en diversos libros y películas, destacando «Operación Ogro», según guion de la fallecida escritora Eva Forest, que mantenía una muy estrecha vinculación con el movimiento separatista abertzale. En todo caso, carece de fundamento la hipótesis conspiracionista basada en que con el almirante Carrero la Transición no hubiera sido posible. El Rey era el sucesor de Franco y, por tanto, –al igual que su predecesor Arias Navarro–, Carrero Blanco no habría opuesto ninguna dificultad a una eventual petición regia de renuncia; de manera que Adolfo Suárez, u otro, le habría sucedido.