El trípode
PP y el aborto: «Centrado en sus principios»
Se dice que la posición del PP de no solo «acatar» sino de expresar «conformidad y respeto» al fallo –todavía no conocido– es «un guiño al votante del PSOE y para mantener la centralidad».
Estamos en año electoral, y en esa clave y en ese marco hay que encuadrar el debate que ha suscitado el reciente pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre el aborto, en particular en el PP, dado que es quien interpuso el citado recurso y lo ha mantenido vivo procesalmente durante 13 años. Eso, en coherencia con su posición ante el derecho a la vida desde una perspectiva propia del humanismo cristiano. Que el aborto sea un derecho o no lo sea, no es una mera «disquisición», ni semántica ni conceptual. De hecho el aborto voluntario, desde 1985 estaba tipificado y avalado por el TC en el Código Penal, despenalizado en tres circunstancias muy concretas en la doctrina conocida como la de «supuestos», que estuvo vigente durante 25 años con una interpretación aplicativa ciertamente «muy laxa», estando así de alguna manera «pacificado» el debate político y social. Así estuvo hasta que en 2009 otro gobierno socialista dio un paso más allá con la «ley Aído» que pasó de esa regulación a la de plazos, en un salto cualitativo que motivó el recurso ante el TC por el PP, ahora resuelto en una semana por el Tribunal –ya de mayoría «progresista»– tras haber permanecido 13 años sin resolver.
Ahora ya tenemos otra ley sobre el aborto en el Senado –ley de Salud sexual y reproductiva de Irene Montero– que garantiza el aborto a las menores de 16/17 años sin consentimiento paterno, entre otras modificaciones a la recién avalada por el TC, lo que confirma la ininterrumpida voluntad de la izquierda por regular el aborto sin ninguna limitación como un derecho exclusivo de la mujer considerando el ser gestante en su seno como una «cosa» sin ningún derecho a la vida. Se dice que la posición del PP de no solo «acatar» sino de expresar «conformidad y respeto» al fallo –todavía no conocido– es «un guiño al votante del PSOE y para mantener la centralidad». Si eso fuera así, cabria decir que tras haber mantenido esa posición política radicalmente contraria a ley de supuestos en 2009 en las Cortes, y presentar el recurso mencionado en 2010, al año siguiente 2011, el PP obtuvo el mejor resultado de su historia con 11 millones de votos y 186 diputados. Eso no es una hipótesis de cálculo de pérdidas y ganancias electorales, sino un hecho empírico ratificado por los votantes en las urnas. Rectificar es de sabios porque «errare humanum est». El mejor escribano comete un error y la urgente y necesaria alternativa al sanchismo requiere del PP. Pero «centrado en sus principios» para poder desalojarle.
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