Opinión

El abrazo de Milei al Papa

Es la reconciliación entre dos hombres firmes en sus ideas

La política también se construye desde los gestos y el Papa Francisco ha demostrado ser un especialista. Por su parte, el presidente de Argentina, Javier Milei, nunca ha destacado por ser políticamente correcto. Sin embargo, su condición actual lo está obligando a compatibilizar la forma con el fondo y lo demostró en el Vaticano días atrás.

El encuentro entre Milei y Francisco fue mucho más que el encuentro entre dos jefes de Estado. Ha sido el acercamiento de dos líderes políticos, uno casi converso al judaísmo, el otro jefe de la Iglesia católica. Uno libertario, el otro defensor de la justicia social. El primero, un entusiasta idealista del liberalismo que sueña gobernar a partir de lo que pontifican los académicos liberales; el otro, un líder espiritual, veterano de la calle, un maestro de la cercanía con los más pobres.

El abrazo entre Milei y Francisco está cargado de significados. Dos argentinos con firme vocación de trabajar cada día para que los argentinos vivan mejor, en lo material y en lo espiritual. El abrazo es la reconciliación de dos hombres firmes e inquebrantables en sus ideas. Es la muestra de que la política da la oportunidad de construir, aunque edificar haga menos ruido que la destrucción.

El culmen de ese abrazo llegará si el Papa visita este año a su querida Patria. Es lo que tantos argentinos anhelan y es la esperanza del primer mandatario austral desde la campaña electoral que le ha llevado a la Casa Rosada. El tan esperado viaje podría resultar un verdadero bálsamo en una tierra golpeada por la inflación y la inseguridad. Un abrazo de ambos en Buenos Aires será un regalo invaluable para los argentinos que aspiran salir de la «eterna crisis» que los invade desde hace años.