Al portador

Y el alumno Sánchez superó al profesor

«Sánchez, al presidir la UE, deberá defender la libertad de movimiento de capitales mientras persigue a Ferrovial por practicarlo»

José Luis Rodríguez Zapatero, un 16 de febrero de 2008, poco menos de un mes antes de las segundas elecciones que ganó, fue «cazado» cuando decía, tras una entrevista con Iñaki Gabilondo, «yo creo que nos conviene la tensión. Voy a empezar, a partir de este fin de semana, a dramatizar un poco». Pedro Sánchez, «descubierto» por José –Pepe, Pepiño– Blanco, estaba en el equipo zapateril junto con Óscar López, su jefe de gabinete actual, y Antonio Hernando. Nadie duda de que el ahora inquilino de la Moncloa tomó buena nota de su jefe y como dice Pepe Blanco «ha superado al maestro», aunque no aclara si era Zapatero o él mismo. Hay dudas siempre sugerentes.

La bronca gubernamental, con pompa y circunstancia, con Ferrovial por querer llevar su sede social a Holanda, todo indica que forma parte de la estrategia de Sánchez y su equipo de crear tensión porque eso, además de distraer la atención de otros asuntos más incómodos, creen que les favorece electoralmente. En España –y no solo en España, pero aquí sobre todo– la persecución y demonización del rico siempre da réditos. Sánchez se presenta ante su clientela como el paladín que defiende lo español ante una gran corporación multinacional, no importa que sea autóctona. No le preocupa que Ferrovial se vaya de España sino lo que pueda parecer y cómo lo pueda aprovechar, aunque eso signifique que cuando sea presidente de turno de la Unión Europea tenga que hacer el enésimo equilibrio –es su especialidad– y defender la libertad de movimiento y establecimiento de empresas y capitales y perseguir por lo mismo a la empresa de Rafael del Pino por su decisión. Otras cosas más difíciles ha defendido el líder del PSOE sin inmutarse, mientras prepara otras sorpresas –acaso de pensiones– antes de las elecciones generales. Más complicado tendrá justificar el Observatorio de vigilancia de los márgenes de las empresas que anuncia Nadia Calviño. Lo más probable es que quede en poco más que una idea, porque en Bruselas tampoco colaría, pero servirá para crear tensión y decir que el Gobierno está pendiente –casi controla– los beneficios empresariales. Lo explica un proverbio chino: «si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro». Blanco estará de acuerdo y también Zapatero.