Sin Perdón
Los avariciosos condotieros del sanchismo
«El problema de fondo es que Sánchez se ha acostumbrado a gobernar a golpe de decreto al estilo de los exquisitos demócratas que forman parte del Grupo de Puebla»
No ha tardado mucho en emerger la incoherencia y la fragilidad del Gobierno y sus aliados. Era una realidad evidente, pero el aparato propagandístico al servicio de La Moncloa tiene una capacidad de blanqueamiento impresionante. La izquierda mediática ha comprado, con el fervor habitual, la conversión de los comunistas, los independentistas y los herederos de ETA en políticos ejemplares. En cambio, el gran problema es la llegada de la peligrosa derecha que está obsesionada en recortar derechos y libertades, acabar con el Estado del Bienestar y devolvernos a los tiempos de Atapuerca. El grado de manipulación es impresionante, pero ha permitido que los medios al servicio del Gobierno aplaudan con gran fervor las mentiras del sanchismo. Con los tres decretos ley, que ni son urgentes ni son necesarios, ha llegado un lío que se hubiera resuelto utilizando la vía de la tramitación ordinaria como proyectos de ley. El problema de fondo es que Sánchez se ha acostumbrado a gobernar a golpe de decreto al estilo de los exquisitos demócratas que forman parte del Grupo de Puebla. Es lo que se conoce como autoritarismo o despotismo democrático.
Otro error fue creer que Puigdemont es un tonto muy tonto cuando en realidad es solo un cobarde político dotado de una obsesiva tenacidad independentista. No es fácil levantarle la cartera. En la espiral enloquecida del intervencionismo empresarial, que ha caracterizado siempre al sector negocios del pujolismo, han exigido que el Gobierno obligue a las empresas que vuelvan a Cataluña. Es decir, un acto que vulneraría nuestro ordenamiento constitucional y europeo. La fórmula pasaría por establecer ayudas fiscales o sanciones. Sánchez, al igual que otros políticos, desconoce la realidad catalana, aunque se cree un gran experto. No es suficiente un cursillo de inmersión de Illa y algunos de los palmeros habituales al servicio del socialismo catalán. No han hecho otra cosa que vivir, por cierto muy bien, a costa de los presupuestos públicos desde que eran jóvenes. Al margen del resultado de la votación de los decretos ley, la realidad es que la mayoría que apoya al sanchismo está compuesta por un conjunto de compañías de mercenarios lideradas por unos condotieros sin escrúpulos y avariciosos.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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