El trípode

Chapuzas nacionales sanchistas

Como medida prioritaria de higiene política es urgente una reducción de carteras ministeriales con la de Igualdad en cabeza.

El pasado día 7, justo a los cuatro meses de su entrada en vigor, escribíamos sobre los «efectos indeseados» –en denominación de Sánchez– de la ley destinada a proteger a las mujeres ante maltratadores, agresores y violadores, y que está produciendo unas consecuencias radicalmente opuestas, superando ampliamente los 500 de ellos que ya se ven favorecidos por la reducción de sus condenas, con más de 50 excarcelaciones anticipadas. Un despropósito legal de estas características no tiene precedentes en nuestra Historia, pese a que esa ley estaba llamada a ser, según el presidente del Gobierno, un «referente obligado a la vanguardia mundial de la legislación por la causa del feminismo». Para un Ejecutivo que sostiene con orgullo que es «progresista, ecologista y feminista», apuntaría a que alguien asumiría la responsabilidad política de ese desaguisado, que normalmente significaría dimisiones o ceses, pero de momento no consta ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario: Sánchez ha ratificado la absoluta confianza en todos sus 22 ministros (y ministras).

Por si fuera poco, tendrán que transcurrir más de cinco meses para que asistamos al comienzo de la tramitación parlamentaria de la corrección de tal ridículo, lo que ha trascendido nuestras fronteras, con una delegación de diez europarlamentarias en misión oficial en España que estarán ansiosas por conocer lo que NO se debe hacer para proteger a la mujer en sus países y en toda la UE.

Junto a esto, tenemos otra «chapuza histórica», en expresión del presidente cántabro Miguel Ángel Revilla, que junto a su colega asturiano han visto cómo la «medalla» prevista ante las elecciones del 28 de mayo con la llegada de los ansiados trenes, se va a ver postergada a 2026 al no caber los convoyes en los túneles del trazado ferroviario. En este caso las dimisiones o ceses se han retrasado no menos que los trenes y sin alcanzar tampoco al Consejo de ministros (y ministras), dándoles como compensación a los asturianos y montañeses el que puedan viajar gratuitamente hasta entonces en los actuales penosos ferrocarriles.

Hasta llegar Sánchez, el Gobierno como institución en la cúspide del poder ejecutivo y responsable de promover el bien común y el interés general de los españoles, gozaba de respeto en cuanto a la solvencia y competencia técnica de sus integrantes. La discrepancia y la crítica se centraban en la línea política e ideológica de su actuación, nunca cuestionando su aptitud. Como medida prioritaria de higiene política es urgente una reducción de carteras ministeriales con la de Igualdad en cabeza.