Alta política

El cuadro intermedio del ayuntamiento conoce al dedillo las necesidades del distrito bajo su responsabilidad. Ninguna emergencia imperiosa, pero es consciente de que los vecinos piden con toda la razón una solución al problema de la recogida de los residuos que se acumulan, literalmente, en cualquier esquina del barrio. «En la calle XXXX hay un chaflán con una papelera donde mucha gente, huéspedes de los apartamentos turísticos y también vecinos, amontona sus bolsas. El incivismo no entiende de fronteras y es verdad que la basura llama a la basura. Tenemos que quitar esa dichosa papelera. A ver si se forma ya Gobierno, el que sea...». La última frase es desconcertante y el cuadro intermedio del ayuntamiento, ante la expresión de asombro de su interlocutor, se ve en la tesitura de abundar en explicaciones. «Las elecciones municipales fueron en mayo, los consistorios se constituyeron porque, por ley, tienen que constituirse en veinte días, pero nadie pacta nada sin permiso de Madrid, donde sólo se atiende a los intereses de los líderes nacionales. La papelera no se va a mover de ahí, la calle va a seguir apestando mientras Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias no se pongan de acuerdo. Éste es el país en el que vivimos». La apostilla «¿y ésa es la estatura política de los padres de la patria?» no coge desprevenido al cuadro intermedio del ayuntamiento, que sonríe con una mueca sardónica, finge dejar los ojos en blanco y abre los brazos en cruz. «¿Qué se le pasó a Zidane por la cabeza para cambiar a Benzema?», repregunta para zanjar una conversación que, de otro modo, sólo podría haber desembocado en el malogro irremediable de la vocación de servicio público de un profesional con diez años de autónomo en su currículum que sí sabe lo que vale un peine y hasta un formulario del modelo 303.