Alfonso Merlos
Amnesia total
El amor de esta familia por Cataluña era tan falso como los billetes de 500 euros con la cara del otrora «Molt Honorable». Flipante que don Jordi no tenga nada que decir al conjunto de la opinión pública. Flipante que sus ya escasos defensores denuncien el estigma social de la imputación. Flipante que se sorprenda el abogado de la «famiglia» de la que se ha montado en la puerta de los tribunales. ¿En qué país han vivido en las últimas décadas estos señores? ¿Pensaban que era eterna la pervivencia del mito de los Pujol?
Defraudados, estafados en toda su extensión, engañados por quienes ahora intuyen que se lo han llevado crudo. Desde que Maragall levantó la liebre en su momento y le hicieron callar todo ha cambiado. Y los capos del moderno nacionalismo no se han enterado. No han querido. Cero pruebas. Amnesia total. ¿A cuánto ascendía la herencia? ¿Quién la gestionó? ¿En qué país abrieron cuentas para mantenerla a salvo? ¿Qué cantidad definitiva han regularizado? Dudas racionables, de respuesta simple y directa.
El clan está en el tiempo de descuento. Han agotado su credibilidad, su imagen y fama. Ahí están los hechos, las formas que han gastado para defenderse, sus amenazas, sus actitudes rayanas en la opacidad y el insulto a una sociedad de la que se han aprovechado para, presuntamente, forrarse. De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo cabe sospechar que sería capaz de hacer cualquier cosa por dinero. Lo sostenía el viejo Benjamin Franklin. Es, en apariencia, el caso del ahora empequeñecido patriarca y algunos de sus vástagos. ¿O no?
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