Ministerio de Justicia

Artur «bueno y mártir»

La Razón
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Artur Mas fue descabezado al frente del gobierno soberanista catalán por obra y gracia de la CUP, pero, como suele ocurrirles a algunos políticos que sin saberlo ya están fuera de juego, el ex president lleva un año deambulando como San Lamberto mártir, que, agarrando con la mano su propia cabeza decapitada, recorrió todo un trecho hasta derrumbarse a las puertas de Santa Engracia. Mas tiene en esta mañana de lunes una cita a la que también acudirá con su cabeza política bajo el brazo, tal vez por no ser consciente de que su decapitación ya fue consumada y no es en una iglesia, sino en el «TSJ» catalán donde se puede certificar la defunción de un recorrido político iniciado –parece que fue ayer– entre los «paquirrines» convergentes de Pujol.

El mismo que soñó con pasar a la historia como primer presidente de la república catalana independiente se sienta hoy en el banquillo, acusado de desobediencia grave y prevaricación por no dejar sin efecto conocido aquella convocatoria ilegal del «9-N» atendiendo al mandato constitucional. Esta mañana, por si no fuera suficiente, tanto Mas como la parroquia convocada a golpe de corneta y «chupetín» por la ANC para mostrar su «todos somos Artur», continúan con la pesada digestión de la operación judicial por las concesiones de contratas irregulares que implican a colaboradores directos del ex presidente de la Generalitat. Ya saben, el «tres por ciento».

Pero la reacción ante la evidencia vuelve a pasar por enrollarse en la bandera interpretando el respeto a la Ley bajo el trágala de una justicia a la carta. Tal vez por ello no dudaba el propio Mas, entrevistado por Alsina en Onda Cero, en afirmar sin rubor alguno que el juicio que hoy arranca no tiene base legal, que es producto de una operación impulsada desde la Fiscalía del Estado o que los catalanes –otra vez arrogándose el sentir general ciudadano– le han perdido el miedo a quien les trata como súbditos. La cita de hoy, sin embargo, viene a recordar que la justicia es igual para todos, aunque a veces llegue tarde. Una cita en el «TSJ» que también será utilizada como pistoletazo de salida para una más que probable campaña electoral «plebiscitaria» ante la realista previsión de que esta vez no va a colar otro referéndum de «la señorita Pepis».

Es cierto que el panorama se presenta incierto a corto y largo plazo, pero tal vez no lo sea tanto a corto, porque las opciones parecen más que acotadas. Bien otra consulta ilegal todavía más frustrante por estéril o bien adelanto electoral consecuencia de no poder celebrarla, con Junqueras, eso sí, ya tomándole las medidas al sillón de Puigdemont en el despacho del Palau de la Generalitat. En cualquiera de los casos, lo que no debiera cesar es la «lluvia fina» de la vicepresidenta Sáenz de Santama-ría porque obras son amores y porque del artículo 155 de la Constitución ni hablamos. No vaya a ser que irrite tanta piel sensible a la defensa de la legalidad. Mejor derogarlo y a correr.