Julián Redondo

Atticus Finch

La Razón
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Es tanto lo que se dice y tan poco lo que se prueba que lo único cierto en un proceso judicial es la fecha del comienzo, el día de la sentencia definitiva es imprevisible, como el Juicio Final. Rumorean, seguro que interesadamente, que Villar se ha visto con el ex presidente Zapatero para contarle sus cuitas y tantear las posibilidades de Pedro Sánchez en la investidura del 2 de marzo, convencido de que si repite el PP su carrera en España habría terminado. También que la firma deportiva que viste a la Selección ha adelantado diez millones del contrato que le une a la FEF para que JP (Juan Padrón) vaya engrasando la maquinaria electoral. Según el escenario y los interlocutores, o Villar arrasa o está más perdido que Carracuca.

Lo único cierto, por ahora, es que las elecciones ya no serán el 22 de abril. El lunes hay reunión de la Junta Directiva de la Federación para designar la sede de la final de Copa, luego no hay convocatoria de comicios. En junio es imposible sacar las urnas porque hay Eurocopa. Agosto es inhábil. Noviembre parece el mes indicado para acabar con este embrollo mayúsculo viciado de abogados. Cada una de las partes ataca con los suyos y los de Villar son tan buenos que ha salido indemne de la caza de brujas de la FIFA. No estuvieron con él cuando le interrogó Michael García, pero le aconsejaron. Si el TAD decide inhabilitarle el próximo viernes o dentro de un mes, recurrirá a la Justicia ordinaria y el CSD contraatacará.

Ha muerto Harper Lee, quedan su memoria y esta frase del abogado Atticus Finch: «Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lucha hasta el final». En este conflicto sobra, Villar y Cardenal están convencidos de la victoria.