Alfonso Ussía
Caracolera
No todo es insustancia, infamia y ridículo en Marta Rovira. La pintoresca embustera de ERC tiene una virtud. Es la única empresaria que allá donde va, transporta su pequeña empresa en la cabeza. Su vivero de caracoles. Es mujer caracolera, con rasgos y cabello que bien podrían haber inspirado a Romero de Torres en una noche de palmas y rasgueos en las cuevas de Sacromonte. Mezcla de Fenicia y la Arabia, como gustaba escribirlo a Fernando Villalón. «Ellas, la Arabia en los ojos». Ellas, bajaban por los alcores del Viso a la grupa de siete caballos caretos embridados por siete bandoleros. Tragabuches, Juan Repiso, Satanás, Mala-Facha, José Candio, el Cencerro y el capitán, Luis de Vargas. Bandoleros que robaban lo justo y con buena educación. La Caracolera cabalga con otro tipo de bandoleros, muy lejanos a la poesía. Los Jordis, el Fugado, el Devoto, La Estercolada, Roures el Escobillas y demás farsantes que han causado estragos en Cataluña. Porque los compañeros de banda de la Caracolera, mentirosos, farsantes y egoístas, han pasado por Cataluña como un ciclón, un terremoto, y una peste. En dos meses, casi tres mil empresas se han despedido de sus antiguas sedes catalanas. No hay épica sino cobardía, vergüenza y pasmo por el fracaso. No obstante, el Devoto, desde la cárcel, ha elevado a la Caracolera, síntesis de Fenicia y de la Arabia morena, candidata a llevar al galope a Cataluña hacia el precipicio.
Con mentiras muy graves. Que el Gobierno amenazó a los catalanes con desplegar a sus Fuerzas Armadas por las calles y entrar a sangre y fuego en Barcelona. Si en algo han coincidido en rigor, prudencia, paciencia y moderación los Gobiernos de España, ha sino en el uso de sus Fuerzas Armadas para controlar o sofocar rebeliones domésticas. Ni con el terrorismo de la ETA o del Islam, ni con el Golpe de Estado de Cataluña, los Gobiernos han recurrido a los Ejércitos. Sí lo han hecho los ingleses, los franceses, los alemanes y los belgas.
Me lo ha comentado un gran general que termina de dejar el mando. «Un militar español no asume entrar a sangre y fuego en Cataluña, porque equivale a entrar a sangre y fuego en sí mismo. El Golpe de Estado ha fracasado porque los catalanes separatistas se han sentido engañados, los dirigentes separatistas han reconocido que han mentido, y los dos jefes de la asonada, se han ido por debajo de las piernas. Una, ante el juez y el otro abandonando a los suyos y refugiándose en Bruselas».
No obstante, una calumnia tan pavorosa como la propagada por la Caracolera, no puede ser obviada. La Fiscalía está obligada a reaccionar. Hay centenares de miles de personas en las redes sociales que se han creído la nauseabunda mentira de la cultivadora de caracoles negros. Sucede que lo han pensado y son unos cobardes. Como aquellos que creyeron que iban a ser bombardeados por unos aviones del Ejército del Aire que sobrevolaron Gerona en unas prácticas de entrenamiento. Bastante han sufrido y sangrado nuestros – y también suyos, aunque no se enteren–, guardias civiles y policías nacionales ,para preservar a las Fuerzas Armadas de críticas y calumnias.
Esta tipa, la Caracolera, no puede formar parte de una lista electoral. Está deslegitimada por ella misma, por infame y mentirosa. Es probable que la única acción militar en el Golpe de Estado de Cataluña sea la de transportar en un aparato del Ejército del Aire a los «cagaítos» fugados a Bélgica de Bruselas a Madrid. Pero no es seguro. A España le sale más barato traerlos en un avión de línea. Por otra parte, creo que si la Cataluña separatista considera que Marta Rovira puede representarla, se entiende a la perfección el fracaso, el ridícilo y la miseria del llamado «Proceso».
Pero el Fiscal está obligado a actuar, no el Ejército. Y los catalanes separatistas que aún confían en sus farsantes, por higiene, deben aprender a tirar de la cadena.
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