Julián Redondo

Carne de gallina

Un titular: «Nos dijeron que todo era legal», consejeros de Caja Madrid que en 13 años despilfarraron 15,25 millones de euros de la entidad. Entre otras bagatelas, pagaban con tarjetas opacas restaurantes, ropa o viajes y congeniaban con el cajero automático. Un chollo que no es tan legal como les dijeron. Dos: «Hice lo que me pidió el club», Gabi, capitán del Atlético que en su última temporada en el Zaragoza, y cuando ya se había comprometido con los rojiblancos, hizo lo que se supone le pidió el presidente Agapito Iglesias: ingresar una cantidad de dinero en su cuenta para dársela a jugadores del Levante por dejarse ganar un partido crucial para los zaragocistas. Gabi metió dos goles y su equipo permaneció en Primera. Ahora el asunto se agita en la Fiscalía Anticorrupción. Por ahí van a pasar una veintena de sospechosos, futbolistas de ambos clubes y Agapito, el hombre tranquilo. ¿Qué va a suceder? Si se comprueba el amaño, penas de cárcel de entre 6 meses y cuatro años para los implicados. Para empezar, aquellos consejeros de Caja Madrid tendrán que devolver la guita que se pulieron y luego el juez dirá. Los del fútbol señalarán a alguien, como ha hecho Gabi, unos y otros tratarán de quitarse el mochuelo de encima y a esperar sentencia. En la pagina 140 de la novela «El fútbol no es así», de Javier Tebas y Pedro Torrens, se cuenta el caso del presidente de un club de Primera que compró un partido para salvar la categoría. Un periodista indaga y está próximo a desenmascarar al culpable. Otro presidente aconseja a su colega: «Ponerle un detective (al plumilla). Destapar sus trapos sucios, todos los tenemos: juego, drogas, putas, perversiones sexuales... Y usarlos en su contra». Cosas así ponen la carne de gallina.