Jesús Fonseca

Castilla y León marca el paso

Entre las comunidades autónomas que cumplen a rajatabla los objetivos que se le marcan tanto desde el Gobierno de la nación como desde la Europa de la Unión, está Castilla y León. Éste en el que estamos es el cuarto año consecutivo en el que desciende el presupuesto de esta región. Una de las pocas que no han disparado sus gastos corrientes a pesar de la crisis. Que no se encuentra, tampoco, entre las que siguen derrochando a troche y moche. El Gobierno de Juan Vicente Herrera es uno de los pocos a los que no les ha temblado el pulso a la hora de dar carpetazo a empresas y fundaciones públicas. Así de claro. Pero hay más: tomemos, por ejemplo, la atención a la Dependencia. Castilla y León lidera la implantación de esta ley con la mejor nota y está, también a la cabeza en resultados educativos. Si hay un territorio de la España autonómica que está arrimando el hombro para resolver uno de nuestros problemas más inquietantes, como es el de la viabilidad de las administraciones, ése es Castilla y León. Muy a tono con el carácter austero de las gentes de la tierra adentro –que comen pan, beben vino y dicen la verdad–, el Gobierno Herrera ni saca pecho ni hace alaraca de sus logros. Al contrario, Herrera, uno de los tres barones en los que más confía Rajoy, por su honradez y eficacia, está siempre dispuesto a echar una mano. Cuando se trata de buscar lo que conviene a todos, a él le da igual que gobiernen socialistas o populares. Está claro que PP y PSOE deben afrontar urgentemente, en esta hora de España, cómo quieren que sea la administración del futuro. El ejemplo lo tienen en Castilla y León.