Tribuna

La ambigüedad de lo siniestro: Israel

Es siniestro que el antisemitismo esté resurgiendo en todo el mundo de una forma tan vertiginosa

La ambigüedad de lo siniestro: Israel
La ambigüedad de lo siniestro: IsraelRaúl

Sigmund Freud definía lo siniestro como aquel momento en que lo cotidiano se volvía amenazante; cuando proyectamos nuestras tinieblas y miedos sobre el otro, pero al mismo tiempo afín a nosotros. Lo fue la masacre del 7 de octubre en la que el pueblo israelí se vio sorprendido en aquellos kibbutzim donde trabajaban con muchos gazatíes y personas de todas las nacionalidades, confesiones religiosas… igual que en la matanza del festival Nova por la Paz, reunidos bajo una voluntad sorpresiva y salvajemente rota por sus asesinos. 1200 víctimas del terrorismo más inhumano de corte yihadista que incluyó torturas, violaciones, mutilaciones y todo tipo de crueldad inimaginable en el mayor pogromo que ha sufrido el pueblo judío desde la Shoá. Esto no fue una «proyección» neurótica. Pero se suceden hoy, diríamos con Freud, las paradojas más increíbles.

Resulta triste la manera en que se está proyectando sobre el estado de Israel, bajo toda forma de sospecha velada, las acusaciones de los crímenes más infundados que nosotros mismos, los europeos, sí permitimos que les sucedieran a ellos, efectivamente, en la II Guerra Mundial: deportaciones, creación de guetos, hambrunas, verdaderas limpiezas étnicas o la voluntad de efectuar un genocidio. Al mismísimo pueblo judío que sí sufrió un verdadero exterminio de seis millones de personas. Es insultante. Por supuesto, son fácilmente desmontables como se demostrará a su tiempo con pruebas y documentación fehaciente, la que aportarán las fuerzas de defensa militar con el código ético más férreo del mundo. Pero la calumnia ya ha hecho efecto…

El colectivo judío, desde aquella contienda internacional, ha sabido perdonar, convivir con todo hombre de cualquier raza, pueblo, lengua, confesión religiosa, nación... Es siniestro que el antisemitismo esté resurgiendo en todo el mundo de una forma tan vertiginosa; quienes son «afines a nosotros» –la humanidad entera o cualquier persona de buena voluntad– asiste atónita al despertar del odio hacia el único estado judío que existe en el mundo sólo por tener la estricta y legítima voluntad de defenderse frente a quienes sí quieren exterminarlos, como han declarado públicamente y por escrito Hamás, Hezbolá, Irán, Daesh o los terroristas hutíes…

Es siniestro que esto venga desde una izquierda «woke», debilitada en sus fundamentos teóricos desde hace décadas, que compra de un modo infantil y acrítico cualquier relato sobre «oprimidos» y «opresores» para enarbolar alguna bandera que parezca hacer justicia al «débil», sin caer en la cuenta de que se está blanqueando al «fuerte»… precisamente nosotros, que en España sufrimos un relato igual de falso más de treinta años, cuando ETA se erigía en la «única y verdadera» voz del pueblo vasco. No, no lo eran. Y este pueblo junto a nuestra izquierda más inteligente tenían entonces el valor de condenar su barbarie.

Hoy, sin embargo, vemos a una gran parte de esa izquierda que parece haberse transformado, pero en un pobre niño, ignorante y lleno de prejuicios, que enarbola insignias por las calles, que no condena la masacre del 7 de octubre o corea lemas como «Palestina libre del río al mar», sin caer en la cuenta (o sí… ) de que en esa frase «sí» está implícita verdaderamente la voluntad de un genocidio auténtico: la desaparición de la única democracia liberal de Oriente Medio, la negación de su derecho a existir, como afirma Hamás en su Carta Fundacional.

Pero es que Hamás parece el débil, como David, e Israel el fuerte, como Goliat… ¿cómo no defender al «débil»? Es la inferencia más irracional, acrítica y pueril que cualquier buen conocedor de la historia de este conflicto puede escuchar. Los terroristas no son los «débiles». El pueblo palestino debería ser el primero en condenarles. No se engañen. Lo contrario sería siniestro.

David González Niñerolaes presidente de la Asociación de Amistad Comunitat Valenciana-Israel.