Fútbol

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Corazón helado

La Razón
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El penalti y expulsión resultaba un castigo tan excesivo que al criterio del árbitro, a veces incomprensible, cedió el reglamento el color de la cartulina. La FIFA, corazón helado en las antípodas del de Almudena Grandes, que atrapa, es drástica e inflexible. Prohíbe la inscripción de jugadores en los mercados de invierno –Madrid– y verano –Barça y Atlético– a quienes se han saltado la ley de menores y sólo les permite fichar si los tienen a la sombra hasta cumplir la condena.

Es muy llamativo que sólo tres clubes españoles, los más importantes, hayan sido pillados en renuncio en esta cuestión nada baladí. O se han concentrado todos los infractores en España o por ahí atan los perros con longaniza. En cuanto a la sanción, ¿no sería más higiénico evitar la picaresca de firmar en verano futbolistas que llegarán en invierno y asumir los compromisos? Vitolo está dispuesto a comprar su libertad al Sevilla con 40 millones del Atleti como si el origen de la fortuna fuera el Las Palmas, donde jugará hasta enero. ¿Es preciso el cambalache si el destino final es evidente? La fórmula que funciona con este canario también puede practicarse con su paisano Sandro, que continuaría en Málaga hasta primero de año. Con Diego Costa es más complicado porque no hay un club a la vista que no juegue la Champions, que le permita competir al máximo nivel y que lo acepte hasta las uvas del 18, año de Mundial, por cierto. Otro condicionante.

El bombo de Manolo, tan famoso como la flauta de Bartolo o la vaquita de Martín, apareció en el Retiro tras ser sustraído en Murcia 24 horas antes. Lo que no significa que los ladrones sean gente honrada, ni por decreto de Jardiel Poncela, y que la FIFA de Infantino tenga más escrúpulos que la de Blatter. La misericordia está más lejos de su credo que la ejemplarización, tan parcial que dan ganas de romperle el corazón, que no tiene.