Francisco Marhuenda
¿Cosas mal hechas o un grave delito?
El presidente del Gobierno catalán, Artur Mas, admitió ayer que «en el pasado se hicieron cosas mal hechas» pero reivindicó la figura de Pujol y su obra de gobierno. La realidad es que no estamos ante «cosas mal hechas», sino que es uno de los mayores escándalos de las últimas décadas porque afecta a una de las figuras más importantes de la política española. No es un ciudadano corriente que no cumplió con sus obligaciones con Hacienda, sino un político que ha sido diputado constituyente, líder de CiU y presidente de la Generalitat. Una trayectoria que aparece, como mínimo, manchada por un comportamiento reprobable además de delictivo. Un segundo aspecto más inquietante es saber si la explicación sobre el origen de esa fortuna se corresponde en su totalidad a la verdad. Es lógico que ahora sospechemos que pueda estar encubriendo prácticas deleznables del pasado que le podrían afectar tanto a él como a su familia. Cataluña ha estado llena de rumores sobre el cobro de comisiones. Nunca conseguí que ningún empresario denunciara estas prácticas y todo parecía sumido en las brumas de la financiación ilegal de los partidos. No hay duda de que el padre de Pujol era un hombre rico, aunque siempre creímos que la fortuna se había perdido en la aventura de Banca Catalana. No hay que olvidar, además, que Pujol no era hijo único y cabe suponer que, si es cierta la versión sobre el dinero depositado en el extranjero que no cometería la injusticia de favorecer sólo a un hijo. La gravedad del escándalo hace necesario que aporte documentos que demuestren que el dinero proviene única y exclusivamente de esa herencia paterna. Es inquietante pensar que las famosas comisiones hubieran podido servir para favorecer al ex presidente de la Generalitat y su familia. La indignación en Cataluña es muy grande, porque Pujol ha sido un referente ético, se compartieran o no sus ideas, para mucha gente que ahora ve defraudada su confianza. Ha saltado por los aires la imagen de un político austero e idealista, que vivía en el piso de toda la vida en la Ronda de General Mitre, sin bienes de fortuna que se le conocieran, que comía frugalmente y le encantaban los canelones y los macarrones. Pujol tiene muy fácil demostrar la veracidad de las afirmaciones que ha realizado en su nota. No tiene más que presentar los datos de la cuenta donde estaba el importe inicial, la fecha y el nombre de su padre. A esto tiene que añadir los extractos que permitirán comprobar si se han producido o no ingresos desde entonces y quién los ha hecho. Y, finalmente, los documentos relativos a la regularización fiscal. La federación liderada por Mas tiene un grave problema, porque el escándalo afecta a su fundador y figura más importante. El propio presidente de la Generalitat es una creación política de Pujol y su familia, porque consiguió ascender gracias a su apoyo. Los dirigentes de CiU le deben su posición, porque es quién condujo a la coalición a las sucesivas victorias electorales. Fue la figura omnipresente de la política catalana desde los años setenta.
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