PP
De «tutelas-tutias» a la «roca»
«Mariano nunca retrocede y si lo parece es que da media vuelta y avanza», me apuntaba jocoso este fin de semana un relevante alcalde popular mientras comentábamos la galaica comparación que Núñez Feijóo hacía del presidente del partido con la inamovible y sólida roca que resiste impertérrita todos los embates de las olas. Hoy lunes, en el «día después» del congreso del «buen rollete», Rajoy es más líder que hace cuatro días; después de él sencillamente no hay nadie y a continuación, sin un orden real predeterminado están todos los demás. Una de las primeras lecturas que ofrece el cónclave popular es que ha servido para, además de marcar una tenaz y casi obstinada línea de continuidad, arrojar toneladas de cemento de rápida solidificación sobre un debate sucesorio que con el PP en el Gobierno sólo ha florecido en la estrategia de los adversarios políticos, en el deseo confundido con realidad de algunos opinadores mediáticos y digámoslo también, en alguna cuenta del gran capitán en clave interna. Rajoy no pudo ser más claro afirmando lo de «todavía puedo dar mucho más», pero su mensaje «lo que funciona no se cambia» conlleva, más allá de justificar la continuidad de Cospedal al frente de la Secretaría general, todo un aviso a navegantes impacientes.
Tampoco hoy existen «tutelas» ni «tutias», como exclamaba Fraga en aquel histórico congreso de la refundación en el que cedía a Aznar la condición de único y absoluto timonel del partido, sencillamente porque nada hay que tutelar en un reparto de papeles y distribución de contrapesos diseñado para funcionar «en automático». Y es que a veces en política el aguantar da sus réditos, no en vano parece que fue ayer aquel congreso del 2008 al que Rajoy acudió con las espaldas arañadas tras una segunda derrota electoral y con el PSOE de «ZP» respaldado por más de once millones de votos. Hoy se ha pasado de las cenas conspiratorias en reservados de restaurantes valencianos a un incontestable liderazgo en la derecha que contrasta con la deriva de la izquierda.
Puestos tal vez a plantear incógnitas de encaje, quedaría si acaso la relativa al entendimiento entre secretaria general y coordinador, teniendo en cuenta en la comparativa con la experiencia anterior, que los perfiles, no tanto de Acebes y Maillo como de Álvarez Cascos y Cospedal son manifiestamente distintos en modo de actuación, personalidad y circunstancias.
Dicen de Rajoy que como buen gallego, al cruzarte con él en el descansillo de una escalera no sabes si sube o si baja, pero este cónclave que ayer ponía su punto final en un festival de culto a la «calma chicha» con aires de ceremonia de graduación y entrega de diplomas ha servido entre otras cosas, para dejar claro que la dirección del reelegido presidente del PP no es otra más que la de subida en esa escalera y, además, quiere que se sepa. La «roca» se muestra firme, con alguna lapa adherida y si acaso colgándole percebes. Es ese plus que solo da la Moncloa.
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