Ely del Valle

¿De verdad puede?

Con las tarjetas de secretario general en el bolsillo y el camino despejado del comando Echenique, que es ahora el único que puede presumir de estar fuera del sistema, Pablo Iglesias tiene que empezar a poner los cimientos de ese brillante boceto con el que ha conseguido poner de los nervios al PSOE y convertir en un sopicaldo a IU. No es lo mismo pintar al pastel que mancharse las manos de argamasa, y una vez que ya nos ha dicho a qué va a oler su guiso llega el momento de que nos desvele si estamos ante un Marc Márquez de la política o ante un marmitón cuartelario. De momento ya sabemos de su intención de sacarnos de la OTAN y romper el pacto de Defensa con EE UU, pero ¿qué ocurre con todo lo demás? ¿Está realmente dispuesto a asumir el riesgo de pagar sólo la parte mollar de la deuda externa y olvidarse de los intereses? ¿Cuál es su plan para conseguir financiación en ese caso? ¿Va a subir o a bajar los impuestos? Y, sobre todo, ¿a quién y cuáles? ¿Cómo va a evitar que las grandes fortunas, las empresas privadas y los inversores salgan haciendo «parkour» por los Pirineos? ¿Nacionalizará las televisiones amigas o sólo las que no le dan bola? ¿Elegirá gobierno por votación de sus círculos o lo hará a dedo, como a los miembros de la asamblea ciudadana y de la comisión de garantías? ¿Expropiará las segundas viviendas para acabar con el problema de los desahucios? ¿Cómo quiere solucionar el problema del paro? ¿Qué piensa de la educación concertada?, ¿nos dará a todos una beca como la de Errejón? ¿Quién va a financiar las jubilaciones? ¿Y cómo tiene pensado afrontar el reto yihadista sin la ayuda de Europa o de EE UU? Son algunas preguntas para las que deberá tener respuesta en cuanto consiga cuadrar un programa electoral en condiciones, y por mi parte les aseguro que la expectación es máxima.