PSOE
Dos cosas a la vez
Algunos sectores del PSOE llevaban meses especulando sobre si la Sra. Susana Díaz iba a ser capaz de dar el paso y presentarse a las primarias del Partido Socialista o le iba a faltar el valor suficiente para arriesgarlo todo. Se alimentaba la idea de que no lo haría haciendo creer a muchos que la presidenta de la Junta de Andalucía exigía ser candidata única y llegar a la calle Ferraz por aclamación. Tampoco ha faltado quién apuntara que la comodidad de gobernar en la comunidad más numerosa en población de toda España le haría pensárselo, ni quienes emprendieron una cruzada contra ella para intentar desgastarla para cuando llegase el momento.
Ya se han despejado las dudas, y el 26 de marzo la Sra. Díaz hará pública su candidatura a liderar el PSOE. Desde el momento en el que se conoció la fecha, el contenido de los ataques ha cambiado, virando 180 grados. En general, no está siendo una competición democrática, ni ejemplar, ni rentable para los intereses socialistas. Hasta el momento, había dos candidatos en liza, pero, desgraciadamente, la mayoría de los mensajes que han trascendido a la opinión pública han sido negativos para la organización.
Se han cuestionado las estrategias parlamentarias tomadas en los órganos de dirección, se ha puesto bajo sospecha la «ideología socialista» de históricos dirigentes y se ha arremetido contra los líderes regionales, tachándoles de «casta», en un intento de enfrentar a las bases con sus dirigentes, obviando que fueron elegidos mediante primarias por los afiliados. Para ganar el liderazgo del PSOE hay quién ha decidido que es más eficaz erosionar a quién tiene las mayores probabilidades que exponer un proyecto político serio y emocionante. Ahora ya no se alega el miedo de la líder andaluza a dejar la zona de confort del gobierno regional; en su lugar se disparan argumentos sobre la imposibilidad de ser, al tiempo, líder del PSOE y presidenta de la Junta.
El argumento no resiste el mínimo contraste. Los dos presidentes de Gobierno socialistas han sido secretarios generales del partido, y esto no ha supuesto una carga imposible de soportar por su dureza. De hecho, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se bregaba ante los órganos de dirección con más asiduidad que sus sucesores. Desde luego, las obligaciones del presidente del Gobierno son bastante más absorbentes que las de un presidente regional.
De otra parte, podría argumentarse que esa incompatibilidad debería trasladarse a todos los ámbitos de gobierno, de manera que ningún presidente autonómico podría liderar su federación o ningún alcalde su agrupación local y eso es, justamente lo contrario a la cultura socialista. En realidad, una afirmación de estas características no merecería un artículo de opinión si no fuera por un trasfondo que lo hace muy peligroso.
Nunca se duda de la capacidad de un hombre para ostentar varias responsabilidades a la vez. Hace pocos días celebramos el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, pero el ejercicio de la igualdad hay que practicarlo todos los días eliminando los obstáculos que se ven obligadas a superar las mujeres por el hecho de serlo. Los que conocemos a los protagonistas desde hace años, no tenemos ninguna duda de que esta mujer puede ser dos cosas a la vez, y lo será de manera brillante. También tenemos la certeza de que algunos otros no saben hacer medianamente bien ni una sola de las cosas.
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