Iñaki Zaragüeta
Dotes de seducción
No sé, no sé. Muchas virtudes negociadoras y dotes de seducción deberá exhibir la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para obtener éxito en su responsabilidad de hablar (es muy diferente que negociar) con los dirigentes actuales de Cataluña, sobre todo si es en base, como reflejaba ayer LA RAZÓN, a ser correspondida con la lealtad. Lo digo porque, hasta ahora, es la virtud que menos han demostrado los referidos y sus cuates comunistas y de la izquierda radical. En este caso, podemos incluir también al PSC de Miquel Iceta.
Ahí están los hechos. Mientras el Gobierno central expresa su buena disposición, Puigdemont anuncia un máster para «formar a la élite de los servidores públicos del Estado catalán». A la vez, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (otra que tal baila) prohíbe la presencia del Ejército en el Salón de la Infancia, después de la afrenta que ya le hizo cuando espetó a los militares que no eran bienvenidos al Salón de la Enseñanza, cuyas instalaciones recorría y donde el Ejército estaba presente con un estand.
Total, que entre todos habrá que regalarles un perro, dos en este caso, al presidente y al vicepresidente del Gobierno catalán, por aquello de «el que ni conoce la lealtad es porque no ha tenido un perro». A ver si de esta forma Carles Puigdemont y Oriol Junqueras encuentran y toman el camino de la paz y el respeto a la Constitución.
Ojalá la vicepresidenta logre romper la dinámica actual y reagrupe al redil descarriado hacia la religión verdadera. La tarea es ardua pero, como dicen en mi pueblo, «para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo». Así es la vida.
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