Fernando Rayón
El invierno de Rajoy
Tiene lógica. Para evitar un gobierno PSOE-Podemos, Ciudadanos vota a Pedro Sánchez y pide al PP que se abstenga para hacer posible el mal menor: un Gobierno presidido por Pedro Sánchez pero sin las hipotecas de Podemos. Y, como PP y PSOE no se hablan, Albert Rivera hace de hombre bueno y consigue ponerles de acuerdo en aquellas cuestiones decisivas: terrorismo yihadista, reforma de la Constitución, reformas económicas... Así argumentan ya muchos españoles gracias a las buenas formas de los más interesados en este plan: PSOE y Ciudadanos. Y el PP –dicen–, que arregle la corrupción de su partido; que Mariano Rajoy se vaya a casa y antes, que organice un congreso que refunda el centro derecha.
La mercancía es muy comprable, sobre todo porque evita un mal del que solamente vemos la punta del iceberg: la vicepresidencia de Pablo Iglesias y los cinco ministerios de Podemos o vaya usted a saber si les gustan luego más de cinco... Pero no, Mariano Rajoy no se va a abstener. Va a votar siempre «no» a Pedro Sánchez. ¿Razones?
La primera es que el líder socialista y candidato a la presidencia del Gobierno anuló porque sí, sin dar ningún tipo de explicaciones, la reunión que tenía cerrada con él antes de que Rajoy renunciase a la investidura. Era únicamente para hablar, para tantear... nada cerrado. Pero Sánchez dijo no porque pensó que podía mirar a derecha e izquierda y tener otras posibilidades.
Esas posibilidades esconden una jugada que, sin ser maestra, se convierte en un chantaje al PP: si quieres un gobierno de PSOE con Ciudadanos, abstente, le dirá Albert Rivera, que es el que se encargará de hacer llegar el mensaje. Piensa en el bien de España, de los españoles –que ya dice Pedro Sánchez– y no te enroques en tu victoria, en tu pírrica victoria. No podemos seguir mucho tiempo así... Sin embargo, Rajoy, que vive su invierno particular con ribetes falleros, no está por esa labor. Sobre todo porque su figura habrá podido sufrir un desgaste, pero Pedro Sánchez también tiene el suyo en forma de barones, partido y, porqué no, en una corrupción a la que tampoco es ajeno.
La oferta de Rajoy –para los que dicen que no se ha movido a lo largo de todo este tiempo– incluía ayuntamientos y comunidades, pero Sánchez lo quería todo. Todo aunque –¡ojo!– también puede quedarse sin nada.
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