César Lumbreras
El modelo Nadal
Álvaro Nadal, el superpoderoso ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, pasó el jueves por la Cumbre del Clima de la ONU, la COP22, celebrada en Marrakech, como una exhalación. Vamos, visto y no visto, pero rebosante de energía, eso sí. Allí dijo que una vez estabilizada la situación de la «cosa eléctrica», era el momento de volver a pensar en las energías renovables. Hizo estas manifestaciones pocos días después de hacerse cargo de la política energética, sucediendo, vaya casualidad, a su hermano gemelo Alberto, aunque éste era sólo secretario de Estado, y unas horas antes de que su cuñada ocupase el que había sido su puesto como responsable de la Oficina Económica de la Moncloa. Debe ser por aquello de que familia que trabaja unida, permanece unida. Pero, vamos al asunto. Si no recuerdo mal, es la primera vez que la palabra «energía» figura al comienzo del nombre de un ministerio. ¿Eso quiere decir que se va a dar la importancia que tiene a este asunto? Ya lo veremos. Por lo pronto, lo del nombre de su departamento es toda una señal. Ahora sólo falta que su titular ponga todos sus conocimientos, que, según dicen, son muchos, para crear un modelo energético del que hemos carecido. A saber, señor Nadal, se trata, ni más ni menos, que de saber cuánta energía podemos producir, de qué tipo es cada una de ellas, la que necesitamos ahora mismo y la que precisaremos en un futuro a corto y medio plazo. Y, una vez hecho esto, sólo hace falta meter en la coctelera los precios de unas y otras, para ver, dentro de nuestras posibilidades, qué es lo más rentable. Y eso teniendo en cuenta los vientos que soplan tras el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que ya ha entrado en vigor y que traerá un nuevo modelo energético mundial. Ni más ni menos. Creo que alguien tan inteligente, según dicen, como Álvaro Nadal, está plenamente capacitado para levar a buen puerto esta misión. Ardo ya en deseos de conocer su modelo de política energética.
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