Política

Alfonso Merlos

El muro vasco

El muro vasco
El muro vascolarazon

No puede ser. No hay derecho. Porque estamos hablando del respeto a los derechos y libertades más fundamentales. Y porque está en juego la educación de nuestros hijos. El presente, el futuro. Y hay que hacerlo bien por la cuenta que a todos nos trae. Y esto no puede ser. Desde luego no en la España de los albores del siglo XXI.

Han quedado atrás las etapas de los muros, las barreras, las trampas. Y no pueden volver. Y, si hay intransigentes o sectarios que pretenden rescatarlas, es obligación de todos hacerles enmendar; corregir sus desaguisados; modificar sus postulados, cambiar sus planteamientos. No nos queda otra. Si lo que perseguimos es lo mejor para este país.

¿A cuento de qué viene separar a los escolares por razones de lengua? ¿En qué clase de juego estamos? ¿Cuáles son los réditos que se persiguen? Y después, ¿ante qué panorama y escenario nos hallamos? ¿Lo pueden explicar estos mediocres políticos que, embebidos de la droga del nacionalismo separatista, no buscan otra cosa que la consecución del poder en el corto y medio plazo?

Pensemos en lo que hay que pensar. En la cultura del esfuerzo, en el sacrificio del estudiante. Y desterremos, de una vez por todas, las formas más bajas de segregación. No nos lo podemos permitir. Atenta contra la Constitución española. Significa vapulear nuestras leyes y todo cuanto se deriva de nuestro ordenamiento jurídico. Hay que denunciar. Toca reaccionar. Estamos hablando del mínimo común denominador de la connivencia. No seamos cretinos.

La educación es la base de la pirámide. De todo lo que toca a la marcha de este país. Por eso hay que cuidarla. Para levantar todo lo demás. Para seguir creciendo. Y ni podemos ni debemos tolerar ejercicios de intransigencia que sólo pueden representar pasos atrás en la construcción de lo que está nación demanda. ¡Combatámoslos!